sábado, 9 de enero de 2016

5-11-02

     Con algo más de tiempo y sólo un cierto alivio de la fatiga crónica que aqueja a Clonista, accede a los secretos banales de la jornada correspondiente con esa crecida esperanza de quien huele el final de su aventura en la cantidad inmensa de cadáveres diarios que se acumulan en las páginas anteriores. La realidad sobre la que nunca deja de hablar, para, acaso, acabar diciendo siempre lo mismo, se encarga de convencerlo de la inutilidad de su esfuerzo: está como el primer día: intacta, inescrutable, inexpugnable, indescifrable. Sí que podría sacar algunas conclusiones de manual divulgativo, por supuesto; quizás tres imágenes tan líricas como cursis, y alguna ingeniosidad de crucigrama; pero, sustancialmente, su clónica no es sino el regüeldo cortés –en absoluto impertinente, pues- que provoca un hartazgo de realidades. Que todo -¡el Todo mayuscular!- sea una gran mentira, que la realidad sea la gran mentira, y que nada exista más allá de la rígida frontera de nuestras percepciones, no le consuela a Clonista, ni le anima, ni le deprime, pues sabe que en el fondo de esa caída libre en la irracionalidad no hay sino palabras, y con las palabras nunca se tiene la última palabra. Como no se acaba de tener la última sorpresa, si de la Guardia Civil se trata. La reclamación de un guardia civil homosexual para poder vivir con su pareja en una casa cuartel ha conducido al anuncio oficial de que se modificará de inmediato la normativa actual para que ello sea posible. O sea, la benemérita marcando el paso social..., como si, en pirueta crónica, se rescatara aquella mítica fidelidad del cuerpo a la legalidad republicana en el 36. Clonista piensa, no obstante, que el director general, un Santiago de “abre, España” –por seguir la creencia popular de que el “cierra” del grito tradicional viene de cerrar, que no es el caso-, acabará teniendo que dar más de tres explicaciones ante la superioridad, si bien por la proximidad de las elecciones puede que no se juzgue necesario, en este momento político concreto, seguir mostrando la clericara pura y dura del goppierno. Montoro, tan desacreditado tras su refriega dialéctica en el Congreso, se descubre ahora como un escamoteador de primera: un estudio poco favorable para su política fiscal duerme el sueño de los justos impertinentes. Usque tandem? ¿Es la sucesión ordenada de noticias la realidad? No. La resignación ante el orden impuesto por la realidad prensada para ver la realidad no deja de ser una de las grandes derrotas de Clonista, aunque también una de sus comodidades, todo hay que decirlo. Es justo reconocer que un batiburrillo de noticias cuyo contenido fuera de muy diversa naturaleza no convertiría al diario en un reflejo más apropiado de la realidad. A pesar de la condición caótica de la realidad, es propio de los humanos introducir principios de orden. De ahí que la tensión entre el orden y el caos es probable que sea el rasgo más distintivo de lo humano. Caos, por ejemplo, es el que aún se vive en Moscú en todo lo referente al asalto al teatro. Que haya 90 desaparecidos es una realidad incomprensible e incluso inconcebible, además de una tortura para los familiares de esos fantasmas de los que no se da razón. Entraron un mal día a ver un musical y han acabado desvaneciéndose en el aire como las notas de una melodía trágica apenas han salido del foso de la orquesta. ¡Qué ironías, las israelíes! Un general genocida, Mofaz, acusado de tal por Amnistía Internacional, ha sido nombrado por otro general, ministro de Defensa, ¡de Defensa! Acabarán formando una junta militar sin el preceptivo golpe de estado. ¿Para qué?  La justicia tiene una virtud: se desnuda ante ella la verdadera naturaleza humana. El juicio contra los responsables de la embarcación de recreo del lago de Banyoles se ha iniciado, pero se acabará convirtiendo, a juzgar por esos tristes inicios, en un acorralamiento de los culpables, ninguno de los cuales está dispuesto a reconocer ninguna responsabilidad por el hecho de que se hundiera la embarcación y perecieran 21 jubilados franceses en las frías aguas del lago. Clonista, que ha tenido la desgracia de instruir un expediente disciplinario por una agresión colectiva contra un infeliz, pararrayos de la violencia primitiva de sus adolescentes compañeros, conoce perfectamente la capacidad evasiva de los humanos, su tendencia a la mentira encubridora. Deprimente. Como la sexta crisis, que en su caso casi suena a crucifixión, del gociuerno de la Generalidad. Al menos no engañan: tocan caras nuevas para luchar electoralmente contra el huracán Maragall. Ahora bien, las mediocridades políticas que suceden a las enterocridades despedidas ¿cuánto tardarán en ser vistas como lo que son, alféreces elevados al rango de general en un ejército que se bate en retirada? Poco, bien poco. Dicho de otro modo, ¿quién inaugurará la biblioteca del Born, tan pedagógicapatrióticamente relegada a un solar próximo a la estación de Francia? Sitio escogido donde los haya, ciertamente. Para que los futuros usuarios puedan dejar volar su imaginación sobre raíles y silbatos, sin duda. De otra naturaleza es el vuelo de la novela de Vila-Matas, más a ras de sí mismo. Clonista recuerda una entrevista que le hicieron en el abusivo 92 y en la que afirmaba con la convicción de los posesos: “la literatura soy yo.” Sigue en ello, parece, como asombroso ejemplo de autofidelidad. Menos fiel a sus promesas ha sido Blair, que prometió libertad de horarios para los pubs británicos. Ahora se replantean si cumplir la promesa o no. Se trata de atajar el gamberrismo que se instala en la calle tras el cierre de los pubs, algo así como un botellón a la inglesa, es decir, que las autoridades quieren que se lo peleen todo allí dentro, vamos, que no molesten a los probos ciudadanos. ¡Vaya por ello!

jueves, 7 de enero de 2016

4-11-02

     Los lunes tienen mala prensa. Los lunes son el reverso del ocio. Amar los lunes es amar la muerte, casi  more legionario. Hoy, lunes, Clonista llega derrotado a su cita a ciegas con la realidad prensada y, apenas haya cumplido el compromiso, se zambullirá entre las sábanas, a toda prisa, para combatir el cansancio infinito que se le acumula desde el cercano inicio del curso, según el calendario, desde el lejanísimo inicio del curso, según el tiempo psicológico. La respuesta a la UE no se ha hecho esperar: los islamistas moderados han ganado por mayoría absoluta en Turquía. Con todo, no deja de sorprender que su intención política sea conducir la total integración de Turquía en Europa. ¿Continuará Mafiosconi pretendiendo que figure en la futura Constitución una referencia al cristianismo?  Los titulares de la crisis política israelí siguen produciendo chistes: “Sharon y Netanyahu negocian un Gobierno de extrema derecha fuerte.” ¿Y de qué signo político era el que tenían hasta ahora, a pesar del florero laborista? Francisco Veiga, con su Republika Solania en el titular, consuela a Clonista de la carga de conciencia que le suponía su tendencia lúdicolingüística. Tampoco significa esa coincidencia algo así como una justificación para seguir tirando de baraterías del ingenio, desde luego. Si la realidad prensada es una realidad de toma pan y moja, ¿qué se puede decir de la estadisticada, además de su estrechísima relación familiar con ella? Carne de estadística somos y en las urnas nos encontraremos. Hoy, lunes, es día de Hoja apropiada para esas estadísticas, redondeadas por otras que se asoman a los titulares como noticia y no pueden quitarse de encima su turbio origen estadístico, como que en España se roben 415 coches al día. Entre tanta realidad de segunda mano, la entrevista con el nuevo digipresidente del Senado, Juan José Lucas, no disuena en absoluto. A los taumaturgos les ha salido un ejemplar muy homogéneo, desde luego. El guardia civil que ha acabado rompiendo moldes e inercias en el seno de la benemérita, “se da de baja por depresión”, reza el titular, con lo que parece reunir en su persona la doble condición de policía y de doctor. ¡Ah, el sueño panaceico de la baja laboral! Clonista no puede dejarse tentar de ese modo. El afán privatizador del goppierno se extiende ahora a las playas. ¡Donde no vea negocio...! Y, aunque modestos, la hamaquería, el patinerío y el chiringueteo no dejan de dar unos dividendos suculentos con los que beneficiar a algunos paniaguados y, de paso, entrar calderilla en la Hacienda píblica. La resignación de un lunes postrifestivo por fuerza ha de generar reflexiones de tanto calado jobiano como la de los rectores del tráfico rodado, quienes dan por sentado –y parado- que las colas en las carreteras, públicas y privadas, son inevitables. La insistencia de Zapatero acabará fructificando en votos. De momento ha conseguido que el modelo de política de vivienda del PP sea puesto en la picota y se convierta en un debate público en el que está profundamente interesada la mayor parte de la sociedad. La realidad prensada de hoy habla del fraude “desatado” en el sector mientras las VPO son una especie en serio peligro de extinción. No, Clonista no puede más.
3-11-02

     De nuevo otro domingo, pero nunca nuevo, como tampoco lo fue el primero de este año 2. No hubo ninguna razón para escoger el año 2 en vez del tres, más concluyente, o del 1, tan inaugural. Quizá desde el subconsciente del clonista aflorara el recuerdo de aquella película belmondesca y banal de las Gracias y desgracias de un casado del año 2 o algo así. Con todo, está contento Clonista  con el título, por más que ningún año sea motivo especial para estarlo, tal y como están las cosas; y quizá menos en este que, si no inaugura el milenio, sí que es el primero de la  Guerra Mundial Globalizada contra el terror quedo en las formas y Qaeda en los efectos. ¿Afectos? Pocos, andan extraviados. La campaña electoral continúa librándose en el escenario mediático. Y El País empuja lo suyo. Han prohijado al buen José Luis y quieren hacerlo Presidente. En la diagonal irracional de las estadísticas, comparte página con la zapateta, una muestra de los sentimientos de identificación geográfica –y, por ende, política-  de los jóvenes: el 60% se lo lleva el barrio, el pueblo o la ciudad; el 14% se lo lleva España; el 10% se lo lleva la comunidad autónoma. La ciudadanía “del mundo” conquista un ridículo 8% , y Europa apenas logra un miserable 2%. ¿Quién le teme al lobo feroz de la globalización, además de John Berger? Enseguida llegamos a él. Uribe se asombra, con una ingenuidad rayana en el lapsus delator, de que la justicia no comparta con el poder político decisiones acerca de a quiénes debe excarcelar, sobre todo cuando se trata de capos del narcotráfico. Lo de la división de poderes no debe ser un artículo de fe de su credo político, sin duda. Con una simplificación que Clonista desea que no sea cierta, un análisis de la Turquía que vota revela que la fractura social entre pobres y ricos se solapa con la fractura religiosa entre islamistas y laicos. ¡Cómo han sabido siempre abrirse paso entre los indigentes los dueños de la retórica y de los paraísos!  Ya estamos con Berger, a quien acompañamos de corazón en su artículo ¿Dónde estamos?, pues a nuestro corazón lo dirige. Retoma el autor la vieja teoría política de la conspiración universal, tan montalbanesca, y enseguida identifica al enemigo: “desde las 200 multinacionales más grandes hasta el Pentágono”, cuya tiranía es “compacta y cerrada, pero difusa; dictatorial, pero anónima; ubicua, pero materialmente ilocalizable.” A Clonista le satisface que haya recogido el guante de la despiadada indiferencia del enemigo ante males universales como el sida, cuya extensión podría limitarse con la financiación de 800 millones de preservativos, lo cual representa, en las cuentas de los países ricos, una minucia, pura calderilla. La ley del beneficio es la que rige la relación de los poderosos con el mundo, no la de la solidaridad universal. Berger lleva toda su argumentación sobre la dictadura globalizadora que sufrimos a una conclusión de manual: “la nueva tiranía, al igual que otras también recientes, depende en gran medida de la violación sistemática del lenguaje.” De hecho, los ciudadanos, según Berger, no somos, para esa tiranía, sino consumidores y “quienes no pueden comprar[...]son anticuadas reliquias de otra era”, como los asesinados republicanos asturianos en la Guerra Civil, en casi calcada expresión de un representante indirecto y lacayo muy menor de esa tiranía.  Berger propone que reclamemos las palabras que nos han robado, pues con ellas, y eso ya lo añade Clonista, nos han robado la realidad, aunque nos la devuelven en forma de realidad prensada, por ejemplo, y más aún en forma de realidad televisada, ¡y líbrele cualquier todopoderoso misericordioso a Clonista de lanzarse a la desatinada aventura de seguir esta última realidad, tan deprimente, todo un año! Si su salud mental a duras penas está aguantando la presión de esta clónica descabellada, de esta aventura a su modo quijotesca, ¿qué sería de su debilitado y muy mermado equilibrio psicológico en aquel delirio torturador? A Clonista le duele que la desolación de Berger le lleve a comprender “toda forma de protesta” y a constatar que el diálogo es imposible. Cierta ingenuidad sobre que a las cosas hayamos de llamarlas “como es debido” pone punto final a una reflexión tan doliente como vaga, mas bienintencionada. Dos zetas compiten en una misma parcela de realidad: Zapatero continúa prometiendo regeneración política; Zaplana sigue de atildado y profidéntico vendedor ambulante de ilusiones de medio pelo. Por si la encuesta sobre la identificación afectiva de los jóvenes no fuera bastante, el día de hoy se ceba en los adolescentes y un reportaje indaga sobre la conflictividad de ese “colectivo” que alberga desde los doce a los dieciocho años, haciendo hincapié en su proclividad a la violencia como “forma de expresión”. La televisión y los chat de internet son ámbitos de socialización más importantes que la familia y la escuela, de lo cual es fácil deducir que la capacidad de asimilación de la vulgaridad de esos jóvenes es directamente proporcional al capital empleado por la industria, y la del ocio en primer lugar, para conseguir futuros -¡y presentes!- dóciles consumidores entusiastas, como denunciaba Berger. Un déjà vu curioso: ¿la entrevista a Álvarez Junco no había sido ya publicada? Clonista tiene toda la sensación de haberla leído con anterioridad, así como incluso de haber visto una de las dos fotografías que la ilustran. Lo que no hará Clonista -¿O sí!- es repasar la clónica para cerciorarse de que se trata de una simple ilusión ópticointelectual. Quizá en la relectura de corrección, a partir del 2 de enero de 2003, se aclare el asunto. Hoy, día 3 de noviembre, ha sido un domingo pródigo en excelentes reflexiones: Berger, Álvarez Junco y, para completar la tríada, Jiménez Lozano, cuya defensa del periodismo antiguo, cuando una redacción no era una verbena, sino un lugar lleno de vida, y hasta de cierto bullicio creativo, supone una crítica al actual, cuyas redacciones “resultan tan tristes”. Pues Clonista puede confirmar que el “producto” final sale contaminado de esa tristeza gris marengo que, por supuesto, acaba tiñendo a quienes se pasean por las páginas de ese bazar en el que la realidad ni se compra ni se vende, se transforma.

miércoles, 6 de enero de 2016

2-11-02
     La realidad también se contagia de las fiestas. Son muy distintas, como es bien sabido, la realidad de a diario y la realidad de la fiesta. Y en la realidad prensada esa diferencia se acentúa aún más. Que llegue a la primera página la reivindicación homosexual de un guardia civil que solicita compartir la casa cuartel con su pareja indica, más allá de la trascendencia simbólica, esa sequía de realidad que tan cuesta arriba se hace de administrar en festivos en los que los interlocutores están para todo menos para adentrarse en el gran bazar y discriminar los géneros de arca, los chanchullos, las ofertas, los chollos y los timos. En Rusia no se andan por las ramas y se mueven a golpe de censura informativa, algo que le parecerá un sueño al caudillito, tan putinófilo él. Por otro lado, el del sadismo religioso, las autoridades rusas se han negado a entregar el cadáver de los terroristas asesinados para que tengan claro, los futuros émulos de los mártires musulmanes, que no serán enterrados conforme a sus ritos. En resumen, ¡que se jodan sus almas! En Colombia, dos señores de la coca, han cumplido siete años de una condena de 15 y han sido excarcelados “por buena conducta”, aunque ¿qué valor puede tener la buena conducta donde tan pocas alternativas hay a ella? Que Zapatero impulse una nueva regeneración democrática, la tercera en veinte años, dice bien a las claras la índole terca de la realidad, tan irreductible a los buenos propósitos. Véase el ejemplo de la jueza Palacios, terne ella en no llamar a declarar a Pilar Valiente, la antigua presidenta de la CNMV, como si lo sucedido en aquella estafa nada tuviera que ver con quien, junto a Ramallo y otros, supo y toleró lo que le convenía o convenía a otros. Si el pacto de Toledo estaba “tocado del ala”, según Méndez; los populares asturianos tildan de “trasnochados” los hechos históricos de la Guerra Civil. Se ve que los desafueros verbales –realidad pura y dura- son especialidad política de la que nadie está libre. Los hábitos culturales son también parte de la realidad, y bien fea es la que indica que sólo el 18% de los españoles adultos frecuenta las bibliotecas. Ninguna habrá, al parecer, en el complejo lúdico-comercial de la plaza de toros de las Arenas. Tampoco discotecas, es cierto. Pero Clonista mucho se teme que entre tanta oferta ociosa no haya ninguna librería. Cines seguro que habrá, aunque quizás en ellos se pasen esas películas que “superan” a Martín Patino y le obligan a jubilarse de la realización para desligarse de un mercado “absolutamente hostil” que gobierna todo lo relacionado con el cine. Realidad hiriente, sarcástica, y un bajonazo chapucero ha sido programar, como homenaje a Bardem, Varietés, y, además, en el programa del mamposteriado Parada. No es lo suyo, de verdad, en la TVPPE, ni el respeto al arte ni al artista, aunque es excelente semilla de realidad guppernamental.


martes, 5 de enero de 2016

NOVIEMBRE

1-11-02

     Inauguración de la pendiente. Un desplazamiento a Miravet le permite a Clonista, cerca del Ebro, adentrarse con cierta relajada distancia en la realidad prensada nuestra de cada día. Después de un día orientándose en el Paint Shop Pro, dejándose fascinar por los recursos informáticos para modificar las imágenes, reales o no, cree Clonista que, a su manera, los periódicos son una variante del mismo programa. Por ejemplo, “El PP logra aprobar su Ley de Educación.” ¿Cómo que “logra”! ¿A qué viene un retoque tan necio y simplista, considerando la mayoría absoluta de que disfruta sádicamente el goppierno? Pues eso. La gran mentira, más allá de las parcialidades ultraderechistas que contiene la Ley, es la de que se promulga para “combatir el fracaso escolar.”  ¿Otro retoque con el pincel? Que Sharon busque el apoyo de ultranacionalistas. ¿Qué es él? La constatación de que los atentados terroristas palestinos lo son, terroristas, y crímenes contra la humanidad, por consiguiente, con independencia de la espiral acción reacción que equipara sus acciones a las de los represores israelíes, la recoge la ONG Human Rights Watch y quizá fuera conveniente que se convirtiera en principio básico de la Autoridad Palestina. Que Turquía sea rechazada políticamente en Europa porque no se ajusta a los parámetros democráticos exigidos por la UE es algo que contrasta fuertemente con la tolerancia de la propia UE para con Putin o Jatamí, por ejemplo. ¿Cómo va a extrañar que un iluminado mafiosconi turco, Cem Ulzan, proponga darle la espalda a la UE al grito de “los extranjeros son los culpables de todos los males de los turcos”? La mayoría absoluta del goppierno se ha transformado en sordismo absoluto, a juzgar por la indiferencia con que dos leyes tan polémicas como la Ley de Educación y la de Haciendas Locales han sido aprobadas por el Congreso. Las administraciones locales gobernadas por los socialistas se han rebotado contra la acusación de Aznar de freír a impuestos a los sufridos ciudadanos. Quizás sea éticamente incorrecto, desde su responsabilidad guppernamental, pero hay verdades que ni la lucha política ni la ideología ni los memoriales de agravios pueden disimular ni justificar. Clonista, residente en Barcelona, anda, como tantos otros conciudadanos, da fe de ello, escocido fiscalmente. Un ejemplo: la zona azul de aparcamiento (en Mataró los vecinos se han rebelado contra la pretensión del Ayuntamiento de instaurarla: ¡unos nuevos héroes de la independencia, sin duda!). Otro: el uso recaudatorio de la grúa. Otro: los impuestos sobre el agua. Otro: el impuesto de circulación, más alto que en cualquier otra ciudad. Y así sucesivamente. Continuará la polémica sobre las excarcelaciones. Un supuesto arrepentido iba a participar en un acto a favor de la repatriación de los presos políticos vascos, es decir, a favor de aquellos de quienes se había desligado, según confirmó a su ángel de la guarda judicial. En día de Tentaciones, un suplemento menor de edad, la noticia sobre el asesinato de un rapero y los enfrentamientos entre raperos de una y otra costa americanas desvela un mundo de violencia propio de un género nacido al amparo de su elogio. A menudo la realidad prensada recupera historias, como que al gociuerno le fue imposible aprobar su reforma del Juego para que los patronos de las máquinas tragaperras ganaran más. Y lo hace a propósito de la petición de dimisión del director general del Juego por sus vínculos con los empresarios del sector.  Cándido Méndez sostiene que el Pacto de Toledo “está tocado del ala”. Pues muy bien. Entre lo que se quiere decir y lo que se dice, hay un agujero negro donde debe reírse la realidad a mandíbula batiente.

lunes, 4 de enero de 2016

31-10-02

     Día de despedida, y de bienvenida. Quizá en plural. (Cominería: quizás no es el plural de quizá, curiosamente) Clonista arranca la singladura correspondiente al día de hoy con la desolación de una comparación malsana. Después de haber contemplado al protagonista esquizofrénico de Spider levantar acta compulsivamente de la historia de su vida, mediante unos signos casi rúnicos y, en cualquier caso, ilegibles y desprovistos de todo significado, y guardar esas libretillas cutres debajo de las alfombras, como el mayor tesoro del mundo, ¿pues qué va a decir Clonista de su actividad que no sean auténticos paños calientes...? Hecha la abstracción pertinente, y no sin titánico esfuerzo, Clonista ha sido capaz de seguir el  discurso vacío y tramposo de Jatamí, sólo comparable al de los propios obispos de este país tan clericalizado por el goppusierno del caudillito. Que haga una distinción entre “el islam de los talibanes y el islam de Irán que acepta la democracia” podría dar a entender que películas como El círculo son una reliquia del pasado. Ahora bien, en cuanto a la democracia se le comienzan a poner condiciones religiosas y culturales está claro que el concepto se vuelve inservible, u orgánico, que fue la variante dictatorial española de la democracia. Que cante las excelencias de su teocracia y que se deje de monsergas. ¿A quién pretende convencer de lo contrario de lo que, para muchos, son conquistas irrenunciables de la evolución no ya de la civilización occidental, sino incluso de la propia especie humana? Que les ponga a los derechos humanos limitaciones culturales y religiosas es una prueba más de la cerrazón reaccionaria que oscurece sus concepciones políticas. Con sus luces y sus sombras, nadie a quien se le explicaran las libertades de que gozaría en una democracia occidental las cambiaría por ningún otro sistema. Que toda la historia de la humanidad se haya reducido a los esfuerzos por liberarse de los dioses que esa humanidad ha creado para consolarse de la soledad cósmica, reflejo de la soledad interior radical que conforma al ser humano, dice bien poco de la misma. El tan manido progreso moral cero es una de esas realidades que desalienta al más panglossiano de los mortales. Los insultos y las indignaciones franco-británicos de ayer no han sido sino escaramuzas de una guerra por el poder en el seno de la UE. El caudillito, por cierto, se ha alineado en un eje que, de repente, resucitado el franco-alemán, se ha revelado poco menos que apto únicamente para organizar cumbres irrelevantes, casi de compromiso, donde no se decidan asuntos trascendentales para el continente. Juan Goytisolo rompe su silencio para desvelar lo obvio: “todo se reduce a una lucha entre malvados y buenos, entre demócratas y asesinos fanáticos. Es el lenguaje primario que escuchamos primero en la guerra de Argelia y luego en la de Vietnam.” Lo que no incluye en su artículo es la sanchorofiana explicación de las ¿autoridades? rusas acerca de las muertes de los rehenes, provocadas por el gas letal que les suministraron en generosas dosis experimentales: murieron porque no estaban en buenas condiciones físicas. ¡A quién se le ocurre ir a ver un musical en un teatro, en estos tiempos revueltos que nos ha tocado vivir, sin asegurarse de estar en perfecta condición atlética! ¡Los hay suicidas! Y va de explicaciones hispano-soviéticas, porque abrir la plica que esconde la realidad es, a la postre, la chapata nuestra de cada día. Abonado a la teoría casquivana, el caudillito papagayea, en eco de Cascos, que suben los precios de las viviendas porque “hay quien las compra.” Siendo meticuloso, se le reprocharía al sidente –cuya mediocridad no da ni para el pre- el singular por el plural, “quienes las compran”, pero igual es que dispone de información privilegiada y tiene constancia de que existe ese uno inversoinmobiliario a quien se refirió. La realidad prensada parece reconciliarse consigo misma cuando la difusión de una noticia, por lo general una injusticia, genera otra noticia en la que se da cuenta de la subsanación de la misma. La mujer que sufría la presencia del marido, recién excarcelado, en el piso superior, ha sido aliviada tras haber ordenado el juez el alejamiento inmediato del agresor. Los agresores infantiles y juveniles dependientes de la administración educativa francesa serán segregados. ¡Manos a la cabeza!, exige la corrección política. La cicatería presupuestaria francesa va en contra de los males que pretenden combatir, pues han suprimido 20.000 puestos de trabajo de vigilantes y profesores complementarios. Con todo, el diagnóstico, del ministro delegado para la Enseñanza Escolar no es un desatino: “Es más que probable que hayamos confiado demasiado y demasiado pronto en la responsabilidad espontánea de los jóvenes, cuando lo que realmente necesitan es aprender y aprender normas.” Hoy decía el clonista que es día de despedida y de bienvenida. Ayer murió Juan Antonio Bardem, dos de cuyas películas, Muerte de un ciclista y Calle Mayor, pertenecen a la historia de la cultura de este país. Su compromiso político le apartó de una vida creativa ordinaria, pues se le cerraron muchas puertas. La necesidad, por otro lado, le debió de empujar a rodar películas que deberían haber pertenecido a cualquier meritorio. Desaparecido él, reaparecido su arte imperecedero. Un análisis de Vicenç Navarro sobre la educación en Cataluña le permite a Clonista ver expuesta por primera vez una idea que él expuso hace meses en esta clónica: “bajo la categoría mal llamada de conciertos, y que en realidad son subsidios públicos (los más altos en España) al sector privado.” Clonista añadía, cree recordar, que ignoraba cómo la UE, sección de la competencia desleal, aún no había decretado la apertura de una investigación para determinar la legalidad de tales ayudas. Cuando creía, como en tantas otras cosas, que meaba fuera de tiesto, se ha encontrado con una flor que crece en otras macetas del pensamiento. Un ex alcalde –cuya filiación política no le ha parecido relevante al taumaturgo de la noticia- y un empresario han sido acusados de esclavismo. Son la cuota mínima imprescindible, como las antiguas redadas en el barrio chino de Barcelona, supuestamente ejemplarizantes: paripés de la autoridad. Jordi Llovet, el estilita ilustrado, glosa la publicación de un nuevo volumen de la Institució Oratòria de Quintiliano. Clonista, que a veces se siente tan solo en su clónica como Llovet bien acompañado en su clásica columna, se queda con la templada verdad con que cierra su elogio camboniano: la paraula ben forjada és la primera pedra per a l’edificació d’un país civilitzat…, y de una persona, obviamente. Recordar, acto seguido, la imposible elocuencia de los procelosos, más que próceres, políticos actuales vale tanto como el mejor de los análisis sociológicos. Con el aturdimiento que provoca el aluvión de ofertas culturales que requieren al lector para que ceda su tiempo, esto es, su vida y su dinero a un ritmo que lo acabaría alienando, se retira Clonista a otras actividades edificantes, esto es, a su obra narrativa en curso.

domingo, 3 de enero de 2016

30-10-0

     A dos pasos ya de los últimos  sesenta y un días de esta clónica. Es una fecha en absoluta redonda, pero  a Clonista, poco amigo de los fetichismos que no sean inequívocamente absurdos, se le impone y, por consiguiente, necesita expresar no sabe muy bien si su sorpresa, su alivio, su entusiasmo o su decepción. Recta final es metáfora tan desgastada como los neumáticos que entran en ella, y la luz al final del tunel ha perdido tanto brillo que apenas puede discernirse si existe siquiera. La relidad prensada tiene algo de hipnótico, de narcótico y hasta de psicotrópico, si se le apura a Clonista, a veces dado, en sus no siempre disculpables ebriedades verbales, a la enumeración rítmica y rímica. Anestésico ha resultado ser el gas lanzado con asesina intención experimental en el teatro de operaciones moscovita. La posición del caudillito al respecto le mete el miedo en el cuerpo a cualquiera y le incita casi a rezar para que no ocurra nada semejante en lo que uno pudiera verse implicado, porque sabe que sería su tumba, que no le “temblaría la mano”. Alegar la obviedad paradigmática de que los únicos responsables son los terroristas, cuando ya arrecian las críticas contra el método putinsoviético, incluso desde el saulesco editorial de El País -desdiciéndose del anterior, que debió ser escrito aún en caliente, es decir, ofuscado el redactor-, supone una simplificación propia del simple que la enuncia, obviamente. ¿Quién no recuerda aquel famoso “teníamos un problema...” con que se estrenó el caudillito barakero como jefe de goppierno. Acaba, pues, su lamentable periodo de caudillaje, con este respaldo a la mano durasesina, tal y como se inició, lo cual, desde la perspectiva literaria, demuestra que estamos en presencia de un personaje plano, lo cual ya ha acabado siendo notorio hasta para el más fiel de sus goppernados. Las medidas legales para proteger a los concejales vascongados parecen propias de una legislación a instancias de parte, si bien Clonista no duda de que, contra la coacción fascista “de baja intensidad” –pero que destroza la vida de los coaccionados-, son necesarias esas medidas. Cuando la realidad cotidiana se mete en la superestructura política “el hombre de la calle” sufre una decepción terrible porque no acaba de entender que los actuantes y fautores de la actualidad sean tan similares a él. La pelea de patio de vecindad entre Blair y Chirac por fuerza habría de reconciliar a los electores con sus representantes, pero no ocurre así. A Clonista, sin embargo, le parece humano y muy humano que Chirac le diga a Blair lo que le dijo: “Has sido muy grosero y nunca nadie me había tratado así”, y que, acto seguido, le diera con la puerta en las narices: ¿Habíamos quedado? Pues deshago la cita, ea. Pero en francés, que gana mucho. Plante también es el que amenazan con hacerle a Sharon sus ministros laboristas. Pero no, no acierta Clonista cuando deduce apresuradamente el porqué a partir de un titular rácano como él solo en información. No amenazan con plantarle por su política terrorista contra los palestinos, no, ¡sino por su desacuerdo con la ley de presupuestos!  Usamérica ha encontrado un filón en la hidra fumanchuesca de Al Qaeda, cuyos líderes, poco conocidos, se renuevan como el vestuario de algunas actrices. Y sigue la película. Un apunte más sobre el editorial condenatorio de El País contra los métodos soviéticos kagebistas de Putin. Quizás para desquitarse de su ofuscación anterior, ahora arremeten, tarde y mal, contra tirios y troyanos. Lo único que no aparece en el editorial es el mea culpa inexcusable. ¡Ay, el orgullo! “Pasar el platillo” se convirtió en la expresión eufemística, acuñada por un simpático dirigente popular, Enrique Lacalle, de la corrupción política. José Blanco sugiere que las privatizaciones hechas por el goppierno podrían esconder una financiación ilegal del PP. De hecho, y a pesar de la sentencia del Constitucional que les da la razón a los socialistas, el goppierno se opone a que puedan ser citados ante el Parlamento los presidentes y ex presidentes de esas empresas que fueron públicas y que el goppierno regaló a sus amistades financieras. Jatamí dictó su conferencia sobre Cervantes y buscó paralelismos algo forzados. Es cierto, con todo, que la insatisfacción ante lo real que experimenta D.Quijote, y que le lleva a negar la realidad que ve, a los terroristas contemporáneos les lleva a destruir lo que ven, sean grupúsculos, sean bushúsculos. La moderación de Jatamí, ¿cómo se compadece con la fetwa lanzada contra Salman Rushdie, y que aún no ha sido levantada, si no recuerda mal Clonista? La declaración del caudillito, reivindicando la autonomía de su política exterior, confirma la intuición de Clonista de que esta era una visita de conveniencia mutua. ¿Cómo ha de entenderse que se quiera privatizar la Radio Televisión Valenciana? ¿Cómo un anticipo de lo que ocurrirá con RTVE antes de despedirse el PP de las irresponsabilidades de gobierno? Está por ver. Previo pago, claro. Si la realidad es una construcción verbal, no es de extrañar que Clonista sea hipersensible a determinados enunciados que tienen la virtud de exacerbarle su sentido crítico: “El 30% del agua del grifo supera el límite fijado por la UE para contaminantes.” Pues con beber del 70% restante solucionado el problema, siempre y cuando seamos capaces de discriminar en qué 30% de la que sale por el grifo están los contaminantes, claro, lo cual no parece cosa baladí. Un periódico es básicamente un espacio que se ha de cubrir, un territorio en blanco que se ha de conquistar, sea como sea, cada día. Algo de la maldición de Sísifo sí tiene, porque, conquistadas todas las páginas en blanco, por las buenas, las malas, las regulares y las repudiables, al día siguiente toda la edificación laboriosamente construida se viene abajo y queda impoluto el espacio, dispuesto para una nueva conquista. ¿Disculpa? Readilad..., que no es lo mismo. Real como una comedia de los Marx son los avatares del Folclòrum. Se liquida un comité de sabios cuya inoperancia poca savia le ha inyectado al proyecto aspirante a deyección, desde luego. Le sustituye la comisión de seguridad encabeza por, podría decirse, el sabio de la porra. Pero atentos al parche, porque aún tiene sorpresas el guión de los titiriteros. A veces la realidad prensada se convierte en instrumento de la recuperación de una historia secuestrada hasta no hace mucho por la dictadura franquista y a la que parece irse accediendo con cuentagotas, como ha ocurrido hoy con la recuperación de la memoria de una mujer excepcional: Amparo Poch. Anarquista oscurecida hasta hoy mismo por la presencia dominante de Federica Montseny. Licenciada  en medicina –única mujer entre 435 hombres, en 1922- abrió consulta para atender, sobre todo, a las mujeres obreras. Su padre, censor franquista, quiso eliminar el expediente académico de su hija para borrar su memoria. Su vergüenza de ayer, en pleno franquismo, sigue siendo  vergüenza  hoy, en plena democracia, pero la que nos produce su actitud. “Que otros se jacten de lo que han escrito; yo me enorgullezco de lo que he leído.” Sí, también esta clónica podría ser, desde luego, una fabulación borgiana, como algunas taxonomías, lapidarios o bibliotecas. Clonista está tentado de acabar ahí, después de un autobesazo lenguaraz que se magrittea con absoluto descaro, descoco y no poco exhibicionismo; pero una entrevista desangelada y de meritoriaje a Arcadi Espada le retiene un poco más en la despedida. Según él, “los periódicos no son pasarelas de diversión, sino reflejo del mundo.” ¿No es demasiado decir?  Su afán de discriminar nítidamente lo real de lo ficticio, incluso en una novela como Soldados de Salamina, ¿no es un exceso, una suerte de puritanismo intelectual? Clonista sabe que habrá de volver sobre ello.