sábado, 22 de agosto de 2015

22-6-02

     Arqueología. Eso es lo que hace Clonista sobre la realidad. Y sortea en ella tantos obstáculos para su clonicación como el aventurero Jones en sus trepidantes y populares aventuras de pacotilla. A dos días vista de los hechos, es una lástima que Clonista no posea la capacidad analítica y sintética que pudiera exprimir de ellos no sabe si una enseñanza, una moraleja o un diagnóstico incontrovertible. A día de hoy, verbi gratia, los ecos del gran pugilato gobierno-sindicatos -un divorcio violento en el que ambas partes han renunciado a explicar lo inexplicable: cómo fue posible su intenso enamoramiento anterior- sigue dominando la realidad prensada, incluso con tintes de novelón barato por entregas: “continuarán la presión hasta que el gobierno ‘suplique’ diálogo”. Un recuadrito de rigor convoca al lector a la celebración de un cumpleaños de envergadura: El corazón de las tinieblas cumple cien años. Como suele suceder en la realidad prensada, lo verdadero siempre acaba marginado por lo embustero: la gran e implacable mentira política le gana la baza a la impecable mentira literaria. Otras mentiras sociales, sin embargo, y a pesar de que tampoco dominan el espacio real prensado, son hermanas de las artísticas y, a menudo, fundamento de ellas. La prohibición de ejecutar a los retrasados mentales en Usamérica es un terrible ejemplo.  Invitada no deseada -y en análisis internos del goppierno seguro que tanto como la huelga general-, la mafia política vascongada (a Clonista siempre le ha parecido que etarra tiene connotaciones meliorativas y pseudorománticas que alivian la condena social hacia los fasciosos) ha sembrado de bombas publicitarias y sanguinarias la celebración de la cumbre europea. Los asesinos también deben tener sus propias celebraciones macabras, pues colocaron una bomba en un aparcamiento de El Corte Inglés, quizá recordando a todo el mundo los despiadados asesinatos producidos en el Hipercor de Barcelona.  A Clonista le reconforta que su intuición acerca de la ambición taumatúrgica del goppierno sea reconocida por otros. Fernando Vallespín sostiene que el gobierno quiere “monopolizar la construcción política de la realidad”. Él y Clonista saben que no acaba ahí la desmesura de su orgullo, ciertamente. Como sabe Clonista por experiencia propia semestral, en otra de las coincidencias del día, que “lo trivial se entrecruza con lo trascendente hasta tejer una confusión continua”, según sostiene Verdú. Reconforta estar en tan buena compañía. Se ve que la clónica del día va de recompensa para reafirmar una autoestima que la realidad prensada se encarga día sí y al otro también de machacar insensiblemente. La reacción del goppierno frente a su primera huelga general no tuvo nada que ver con la de los gobiernos de González, por supuesto, quien reconoció paladinamente el éxito de todas las que le hicieron a él. La borrachera autoritaria del goppierno le hizo aparecer como lo que en el fondo es: un gobierno bananero, de obediencia fácil al bushía de occidente y de respuesta contundente al disidente interior e indomesticable. Los números cantan, suele decirse en roman paladino, y con los números cantó en el PP la vena catastrofista heredada de su fundador fraguador, cuyas letanías apocalípticas en el Congreso han dejado divertida memoria, pero, convertidas en el presente en estremecedor ejercicio de manipulación y propaganda, han cambiado las risas de entonces por el temor de hoy. Nunca se pueden predecir los comportamientos de aquellos a quienes gobierna la ira y goppiernan desde ella. Según cómo se acabe el encierro de los inmigrantes en la Universidad de Sevilla podrá calibrarse el alcance de lo que los otros encerrados, los de la cumbre, acaben decidiendo. 

viernes, 21 de agosto de 2015

21-6-02

     Forzosamente hoy había de ser el día cumbre informativo: páginas y páginas llenas de detalles, fotos de piquetes, de miembros del gobierno, como la ridícula del vocero guppernamental exhibiendo las cabeceras huecas de sus amaestrados informadores infames para demostrar la normalidad de un día en que, a su juicio, no hubo huelga, como decretó -único verbo conjugado en Moncloa de un tiempo a esta parte- a tan temprana hora como las ocho y media (su realidad, hoy es ya bien sabido, resultó tan reducida que sólo han cabido en ella su torticería y su impotencia), de los líderes sindicales y de la izquierda parlamentaria, de las calles vacías y llenas, de comercios cerrados, abiertos, a medio abrir y medio cerrar, etc. Nada de todo lo edificado es propiamente realidad de primera mano, sino sucedáneo dispuesto con estrategia de supermercado para ir pasando con el carrito y escoger aquí y allá esta o aquella anécdota. Los poderes mediáticos proguppernamentales jalearon la chulería del tahur genovés y el envite ha acabado en fiasco a medias, pero la falta de respeto a la objetividad ha batido marcas que algunos ministros habían puesto a un nivel altísimo. No acabará ahí la protesta. Vendrán más. Y poco a poco una mayoría se irá encastillando en el Parlamento, el Senado y la Moncloa hasta acabar pereciendo de ranciedad, ofpuscación y demencia autoritaria. A Clonista no le gustan las profecías y, además, no se le dan bien, por lo que es muy posible que la realidad política española futura contemple una incongruente y absurda revalidación de la mayoría autoritaria que tan bien ha sabido conectar con el lado oscuro y  retrógrado de este país, sí, el mismo descrito por Larra, por supuesto. Con todo, el goppierno anda más preocupado de su anfitrionazgo europeo que de las picotadas sindicales, a las que desprecia con una temeridad a la que no se atrevieron los gabinetes de González. Las fotos tienen una expresividad y una intencionalidad argumental que las convierte en auténticos editoriales. La de Aznar celebrando algún chascarrillo de Mafiosconi -a quien GarZón mucho se cuida de perseguir con la misma pasión con que sigue otros casos- es la viva imagen de su verdadero ídolo político: sólo le falta la tripita y el uniforme; el resto, un sosias. Con el capítulo palestino-israelí fijo y omnipresente, Argentina había desaparecido -¿y cómo no ver en ello cierta justicia poética absurda?- del argumento de la realidad, como un personaje incómodo que ha agotado sus posibilidades narrativas. Reaparece ahora para descender al infierno de la miseria, lo cual concitará el interés carroñero de los media. Ya se habló del consumo habitual de ratas, como novelara aquí en España Delibes, y quizás lo peor está por venir. Como, a otro nivel, aquí mismo.

jueves, 20 de agosto de 2015

20-6-02

     ¡Día irreal donde los haya, este de la huelga general! Hoy sí que desaparecido en combate. Detener un país, aunque solo sea en un porcentaje del 70%, aboca a la sociedad a un verdadero día de reflexión, por más que el ocio, puro y duro, acabe ganando la partida. No encontrar la ración diaria de realidad prensada le retrotrae a Clonista al inicio de la presente aventura. Cerca ya de San Juan, la noche más corta del año, ¿no convendría recapitular sobre ese disparate aventurero? ¿Y si lo que le sale es revocar –que, infiel a su etimología fantástica, no es perseverar oralmente…- su decisión? Lo ve difícil. Una huelga general no es un objetivo difícil de conseguir. Menos aún si tiene la virtud política de servir de cauce a la expresión del rechazo visceral que sienten hacia el caudillito tantas y tantas personas como las que han acudido hoy a las manifestaciones convocadas en toda España. Las calles, casi vacías; los comercios, medio cerrados; los piquetes, abanderados y desafiantes; todo, en fin, se sumaba para poner al goppierno en su lugar: de espaldas al pueblo y de cara a los acaudalados, es decir, justo allí desde donde inició su tarea de desmantelamiento del antiguo proyecto socialista, ¡tan tibio él! Un día sin realidad prensada tampoco da para tanto, si la agenda familiar se le impone a uno como la suya a Clonista. Prácticamente hoy no ha pasado nada, o mejor, ha pasado la nada de un día vacío de todo lo que no fuera convertir las grandes ciudades en auténticos paisajes espectrales. Lo más relevante ha sido la abusiva presencia policial para controlar el ejercicio de un derecho constitucional. Mañana desaparecerán de las calles, justo cuando los índices de criminalidad vuelvan por sus fueros y la inseguridad de los ciudadanos sea un asunto privado. Las fuerzas de policía, a juicio del goppierno, están para reprimir huelguistas, no para proteger a ciudadanos indefensos que cometen la temeridad o la torpeza de atravesar ciertos barrios o calles. A Clonista le cuesta no ceder a la tentación de ampararse en manifestaciones oídas por la radio para levantar una clónica que, en puridad, le corresponde al día de mañana, cuando los titulares de prensa  sirvan de paradigma de la irrefutable complejidad artificiosa de lo real.

miércoles, 19 de agosto de 2015

19-6-02

     Una temperatura excesiva, 34º, a mediados de junio, reblandece cualquier ánimo y seca cualquier discurso. Enarenado como se siente, Clonista no halla en la realidad del día nada más relevante ni revelador que la inquisitiva y mordaz pregunta de Azúa, auténtico latigazo que habrá escarnecido a...¿quiénes? Pocas de las carnes que se merecían el castigo habrán leído la columna inspirada y feliz de Félix, de Azúa, el estilita estilista. Ese es un fenómeno curioso de la realidad prensada: ¡cuantísima invectiva que no llega a sus destinatarios! A Clonista le sorprendía su autismo clonicador, pero extramuros su fuente taumatúrgica sucede otro tanto de lo mismo. En la sociedad de la comunicación nada tan extendido como la incomunicación. La invasión de los móviles ha detenido el comercio intelectual. La verborrea -esa seborrea gelatinosa del pensamiento- ha sustituido a la palabra. Clonista no recuerda haber escuchado tanta banalidad y trivialidad como anda la gente intercambiándose con fruición. De aquellas invectivas citadas, no le ha pasado por alto a Clonista la aséptica -¡y qué puede doler más que la asepsia informativa!- y cruel enumeración de las pérdidas económicas en los resultados de la empresa rival: desde El País se contempla El Mundo con aquella paciencia vieja de quien se sienta junto al quicio para ver pasar el cadáver del enemigo: ¿se acerca otra opa(cidad) empresarial tras cuyos velos se consuma la devoración sanguinaria de la presa codiciada? No hay realidad prensada que no tenga acontecimientos nucleares que hagan pivotar la realidad toda en torno a ellos, aunque se repitan a veces durante semanas; sucesos que tienen la capacidad de suspender el devenir hasta que explotan y se desintegran en el turbión de la inmediatez caótica. La cumbre europea, monopolizada por la lucha contra la inmigración irregular, el gran problema europeo según el punto de vista tripartito de esos tres confusos ten(ed)ores de la razón policial, Blaiznarconi, SA; y la huelga general que la precederá, son las dos cimas desérticas desde las que todo lo demás semeja un desierto. Notita nacionalfolclórica la han puesto los sindicatos nacionalistasvascongados adelantándola un día. Así se entretienen: minucieando. Ppiqué, que implementa a cada legislatura un look tercerreichiano que espanta, insiste en la mentira con un descaro propio de quien lo hace con la convicción de quien cree a pies juntillas -prietas las filas y enérgica la reverencia capital sumisa- en que la cara es el espejo del alma. Si España “no lidera ninguna línea dura en inmigración” es probable que tampoco las represalias contra terceros países signifiquen lo que los aviesos lectores habrán entendido, sino antes bien unas albricias generosas. ¿En qué quedó su anterior campaña por la recuperación de Gibraltar? En tono menor, aun recuadrada, la realidad del imposible acuerdo se impone a la favorable expectativa propagandística previa. De la realidad-cogollo trasmina el tufo síglico de los pagos a Chávez -¡al caudillo bolivariano, nada menos!- efectuados por el BBVA. A Clonista esa promiscuidad del dinero no deja de parecerle una realidad de tan rancio abolengo como la propia estupidez humana, hermana gemela de la avaricia, igualmente rancia. Suerte de que el broche de la realidad, para Clonista, haya consistido en la revisión de Senderos de gloria, de Kubrick, junto a su primogénito, al que la crudeza del argumento y, sobre todo, de un final tan coherente, se lo han hecho pasar mal. No ha disfrutado como lo hizo con El tercer hombre, cuya galería de primeros planos la convierte casi en una película expresionista.

martes, 18 de agosto de 2015

18-6-02

     El calor enajena. Desde la angustia térmica, la realidad se desdibuja como si el cuerpo estuviera dominado por la fiebre. Hoy, además, Miguel Angel Aguilar, siempre tan gracioso, le ha revelado al clonista el encierro dramático en que vive la realidad al contemplarla solo desde su atalaya prensada habitual. Leído su artículo, siempre generoso en chanzas, perspicacias y erudición politóloga, como todos los suyos, ha llegado Clonista a la conclusión de que esta realidad trabajosamente aquí clonicada no solo es clandestina, sino inverosímil y, quizás, una fraudulenta invención. Entre otras varias, eso sí. El experimento científico habría de consistir en alinear las noticias de los diferentes medios de comunicación a las masas y pasear los ojos por ellas hasta que no pudieran soportar por más tiempo el escándalo que supondría tal  paseo tortuoso. De momento, Clonista decide continuar como hasta hoy, aun a sabiendas de las carencias de su clónica. Se preguntaba Clonista si la afición a la reescritura de la Historia y a su recuperación de facto tal y como lo hacen el caudillito y sus huestes a través de sus serviles empresas de comunicación se habría extendido a Europa. La aparición de Kohl, recortado en gesto de tribuno contra la bandera tricolor, arengando desde su dominio de la doble contabilidad a contabilizar votos que echen a los socialdemócratas, es cosa de meigas, porque no muy lejos de él andaba el caudillito como modelo de gestión neoliberal que arrasa con cuantos controles democráticos se le pongan por delante, además de con los jirones de lo que algunos han dado en llamar, no sin cierto humor negro, nuestro estado del bienestar. Por lo demás, el calco del ayer vuelve la clónica del día más clónica que nunca, y hace ocioso el peregrinaje de Clonista.

lunes, 17 de agosto de 2015

17-6-02

     De nuevo el calor y, en el caso de ayer, El tercer hombre -vista en la grata compañía de un hijo cinéfilo-, le llevan a Clonista, despreocupado de mozalbetes y mozalbetas, a levantarse con una realidad de segunda mano. Si el domingo toda la realidad dio vueltas sobre un césped habitado por 25 protagonistas directos y por ni se sabe cuántos millones y millones de ojos que probaron la incapacidad de la mente para generar la energía suficiente que lograra transformar la realidad, el lunes el sitio estratégico de la realidad lo ocupaba el gran cancerbero hispano, Casillas, de alegórico apellido. La victoria arrolladora de Chirac, cuyo contraste no es la derrota severa de las izquierdas, sino la altísima abstención, anda por ahí, también, pero en muy discreto lugar, cuando es noticia llamativa sobre todas las cosas. El término de moda será el puesto en circulación por Andrés Ortega: la volatilidad del electorado. Clonista, candidato a serios trastornos de las memorias, sostiene -¡nada menos que sostiene...!, ¡qué arrogancia estival, por el amor de Isis!- que el problema es precisamente el cambio drástico sufrido por las memorias colectiva e individual en esta era de la sumisión aborregada y fatalista a la globalización en tanto que proceso hegemónico, en el plano bélico y en el económico, de Usamérica. Resulta casi inconcebible que un sujeto de tan baja catadura moral como quien se ha servido de sus cargos para el lucro personal, como Chirac, se pasee en triunfo por una Francia escindida entre los resignados al mal menor y los desengañados de la propia república. Alemania, cuyo partido conservador, la CDU, perdió las elecciones tras ciertos escándalos económicos de envergadura, le sigue los pasos a Francia y es posible que la tibia izquierdilla que allí gobierna sea desalojada del poder. De poco valen los éxitos económicos, la estabilidad social, el progreso o la mejora indudable del nivel de vida de las clases trabajadoras, la universalización de la enseñanza o la potenciación de la seguridad social si llega cualquier brisilla fascistófila y pone sobre el tapete la gran jugada electoral nacionalista: el miedo y el rechazo al otro. Y ahí se acabó lo que se daba: se desbarata el juego y se entra en el terreno de la supervivencia política. En fin, Clonista asiste perplejo a esos vaivenes electorales que, de rebote, bien podrían llevar a Zapatero a la Moncloa y volver a la situación del 82: la isla de un gobierno socialdemócrata español en un mar de gobiernos derechistas; de igual manera que el caudillito asumió el poder cuando casi toda Europa tenía gobiernos semiprogresistas. A alguna conclusión debería llevar ese llevar tanto la contraria. Los insulares ingleses siempre se han llevado el premio a la excentricidad; pero quizás la peninsularidad imprime aún más carácter que la propia insularidad. El primer ministro que sustituyó a Jospin supone estéticamente volver a los años 50. ¿Habrá triunfado en Europa ese empeño aznariego de retroceder hacia las esencias de la Europa de la ley y el orden, del ordeno, no negocio y mando?  Por la tierra santa de los católicos, árabes y judíos también la realidad marcha hacia atrás en el tiempo: un muro vergonzoso coronado de espinos va creciendo con la voluntad disparatada de ponerle puertas al campo... de concentración. ¿Serán como los muros de Jericó? ¿Caerán por la música? Clonista, inevitablemente, ha leído la noticia con banda sonora: A desalambrar, a desalambrar... Piquetes menos musicales serán, sin duda, los que garanticen que la jornada de huelga general sea un éxito, como en ocasiones anteriores.  Clonista se adhiere voluntariamente, aunque solo sea por dignidad democrática, para protestar contra el caudillitismo retroaznarial del mediocre funcionario; pero nada más fácil, desde el punto de vista sindical, que convertir en un éxito una huelga general, todo sea dicho de paso. La zona menos atractiva de la realidad es precisamente ese forcejeo entre ambas partes, que antes tantos piropos y sonrisas se intercambiaban, acerca de los servicios mínimos. Al final, después de páginas y páginas dedicadas a la heroicidad casi flandesiana futbolística, el lector superviviente y atento puede encontrar un clarificador artículo de Francesc Relea -apellido propiosísimo- en el que se desmenuza el sistema de presión del capital para evitar lo que en modo alguno le conviene, la victoria en Brasil de Lula da Silva. De nuevo hacia el pasado emerge el recuerdo de Allende, la primera bofetada política con que Clonista entró en la vida adulta, donde aún las sigue recibiendo sin haber puesto jamás la otra mejilla, ni maldita la falta que ha hecho. 

domingo, 16 de agosto de 2015


16-6-02

     Con calores estivales avanzados, un fin de semana desaparecido en el combate de las exigencias de la agenda familiar, y a trashoras, como en tantas otras ocasiones, Clonista abre el melón de la realidad y descubre el fruto podrido del doble lenguaje arzalluziano vuelto único casi con idéntico despecho que el del caudillito al arremeter contra la antiespaña que le quiere sacar los colores el día de su encumbrada puesta de largo y despedida. A Clonista siempre le ha parecido una cursilería escandalosa lo de “administrar los tiempos políticos” a que suelen referirse los mandamases de los partidos, e incluso algunos mandamenos con aspiraciones. Lo inexplicable es el análisis y la medición temporal efectuados por el fablísimo Arzalluz para llegar a la conclusión de que “ha llegado el momento de moverse por la independencia”. Clonista renuncia a imaginar qué podría ser de los no nacionalistas en la tajada escindida. Recuerda, eso sí, a bote pronto, a Pol Pot y jemerecompañía, salvando las distancias. Como ejercicio narrativo de ficción política no dejaría de ser atractivo, al estilo naturalista, seguir la situación hasta sus últimas consecuencias. ¿Cuándo juzgaría ETA, en esa posible independencia, que habría llegado el momento de iniciar su disolución? A simple vista parece una pregunta estúpida, propia de quien la formula, pero pocos pueden poner la mano en el fuego por una respuesta taxativa e inequívoca. Lo que ha de ser, al fin y al cabo, también forma parte, y nada desdeñable, de la realidad prensada. Las elecciones francesas, por ejemplo, son un monte que descuella, aun cuando acabe pariendo el ratoncillo del miedo y el hastío. En Usamérica, por otra parte, han escogido la vía del amedrentamiento para buscar soporte a una política de seguridad que se parece más a la instauración de un estado policial que a una defensa política legítima del sistema frente a la temida hidra terrorista. Por venir está también otra cumbre más, mientras aún se recuerda el triste espectáculo de la barcelonesa. El goppierno ha escogido, además, territorio "enemigo" y no se sabe si lo ha hecho para seguir sumando desafíos, partidos y demás apuestas o simplemente para agotar por golpe de calor a las delegaciones renuentes a la creación del ejército -que no policía-  europeo de fronteras. Hermosa ceremonia de la confusión: los escritores debaten sobre la avalancha de libros y los efectos de los premios literarios. No se ponen de acuerdo. ¡Y cómo! La única queja unánime es que los libros desaparecen de las librerías antes de llegar a ser conocidos por los posibles lectores. ¿Y no ha sido siempre así? Leer es buscar, rescatar siempre del olvido, de la laminación del tiempo y del silencio. Y no hay más atutía.
15-6-02

     Los escritores (y  no solo ellos, pero Clonista debe tener hoy una vena gremialista, o cofrade) deberían prohibir que se trocearan sus declaraciones a quienes atestan la realidad prensada. “No se puede volver atrás en la vida”, dice Salman Rushdie. “¡Y se habrá quedado tan ancho!” podría decir cualquier hijo de vecino. “¿Y tantos estudios para eso!”, dirá el otro. La densidad de lo obvio no es perceptible ni inteligible para todas las mentes, en verdad; pero según con qué afirmaciones, convendría no desalojarlas del contexto complejo en que seguramente se han producido. Ciertas intuiciones, o revelaciones, con todo, no admiten sino un enunciado trivial. A su modo, la frase de Rushdie es en todo similar a ciertas obras pictóricas contemporáneas: todo su valor está fuera del cuadro, en lo que se pone al contemplarlo, no en lo que se recibe de la contemplación. Hoy es día de conmemoración, celebración y festejo: la democracia española se mira en el espejo, se ve algunas arruguillas incipientes, algo de tripita, alguna canilla aquí y allá, pero se juzga de buen ver, de buen estar y de buen porvenir. Día es el de hoy en que la realidad prensada juega con la máquina del tiempo y se esmera para sacarle jugo al tópico de los contrastes entre el ayer y el hoy. Estos “especiales” son el día grande de los diarios, el de echar la casa por la ventana sin escatimar nada. Y de repente la realidad se engorda, ahíta de recuerdos, y de vez en cuando se escapa algún regüeldo que otro. Como a tantos otros, también a Clonista el 15-J famoso le arrastra hacia sus años mozos y de formación, los mismos que aún continúan, algo menos achacosos que entonces pero en permanente proceso de formación continua. Secuestrada la realidad del día por la efeméride de rigor, apenas tiene relieve la propia del último suspiro, por tremebunda que pueda ser, como la violación de una enferma terminal de 71 años en una clínica británica. La hipocresía social alcanza su cenit en ese servicio de control de los ingredientes de las pastillas de éxtasis que se llevará a cabo en las fiestas celebradas en las vascongadas. El titular es hermoso donde los haya: “El País Vasco analizará en las fiestas las drogas antes de su consumo”. A Clonista le encanta la precisión del sujeto, y entiende que da juego para el análisis histórico, sociológico, semántico y hasta mariano. En el rinconcito de los más de seis millones el fantasma del Fórum del 2004 ataca de nuevo, después de algunos meses de descanso rehabilitador y algunas preces fervorosas a nuestra señora de la santa programación para que la cosa quede apañadita y el ridículo no exceda el despilfarro del gasto. Clonista no es quién, obviamente, para poner en solfa -sisacaso Ricardo, y tiempo habrá para que lo haga, todo se andará- un proyecto de coros y danzas a lo grande, más cuatro simposios, tres megaexposiciones, instalaciones por doquier y hasta algún concilio ecuménico, que se terciará, y la programación habitual de la nutridísima infraestructura espectacular de la ciudad más escaparatista del mundo. En el envés (y también a veces el envez, por qué no) de la realidad -desde la perspectiva literata de Clonista- el desplome de las bolsas europeas se supone que debe ser la parte del león de la misma, el gran notición que hace compañía a la evocación del 15-J de hace 25 años. Por amistades cercanas, sabe el clonista lo adversas que pueden ser, para un modesto patrimonio, ciertas caídas bursátiles, pero lo incomprensible es que, a escala, le suceda algo así a la economía de cualquier país, o continente, y que no haya manera humana ni divina de impedir la depresión que puede conducir a la extrema miseria. Luego está la interferencia políticoeconómica que, ante la amenaza de acceso al poder de según quiénes, como en Brasil, es capaz de maniobrar -y no en la oscuridad precisamente- para evitarlo, aunque suponga la desestabilización de un buen número de frágiles economías. Clonista intuye que acaba de decir una tontería, propia de quien habla de oídas, sin fundamento y llevado del sentimiento. ¿Qué economía no es frágil por definición? Si un lado aceptable tiene el negocio bursátil es que dependa en tan gran medida del azar. El espíritu lúdico que anima a tantos inversores es lo único que lava algo la cara a  una institución tan perversa y deleznable. Clonista no debería moralizar, ni ensayar poses homiléticas, sino dar pasos hamléticos, lanzar miradas escépticas y saltar obstáculos paradójicos. Quede la intención anotada.
14-6-02

     Que la realidad -o la observación continuada de la misma- genera dependencia es algo que Clonista cree haber afirmado con anterioridad, pero quizás no con suficiente intensidad. Incluso después de una jornada como la de ayer, vaciada de realidad no tanto motu proprio cuanto forzado por el hastío inevitable de las repeticiones y la trivialidad, se siente hoy Clonista animado para levantar el mapa nuestro de cada día. En él, la soledad del goppierno en la votación de aprobación del "decretazo" ocupa el puesto central que se merece la chulería del ocho de su ppresidente. Poco a poco van reconociendo su error, por más que ignoren aún el alcance electoral del órdago. La costumbre de las regiones fijas, de fronteras inamovibles, en el mapa en cuestión conduce a destacar la complicada orografía del problema de la inmigración y la escasa capacidad de respuesta democrática europea, además de las discrepancias lógicas entre sus miembros sobre las medidas adecuadas. Lo cierto es que costará que prospere la belicosidad blairaznariega. El tercer pie de la banqueta euroarmada, Mafiosconi, forzó la anticipación de la clausura de la cumbre de la FAO sobre el hambre en el mundo para poder ver el partido mundialista de Italia. Con todo, el desdén de los países ricos hacia una cumbre de ese tipo ha resultado evidente. La falta de agua potable y de alimentos es la dura realidad de 1500 millones de personas en el planeta. Cuesta imaginar una a una a esas personas, cada una con una historia personal, una realidad lacerante y mínima, una realidad excesivamente ancestral. Y cuesta porque duele, y duele porque nada humano ha dejado de serle ajeno a Clonista y a tantísimos como él, y menos aún desde una sociedad del despilfarro. Lo sorprendente del mapa de hoy es que la subida del IPC, que marca una tendencia catastrófica para la famosa entelequia del "poder adquisitivo", no haya logrado acotar una parcelilla de la información general y haya quedado relegada a las páginas de economía, tan elitistas ellas, y tan hechas a echar a los ignaros e incompetentes que pasan por ellas tan velozmente como por las cotizaciones de Bolsa.
13-6-02

     Hoy sí que la realidad se ha desvanecido. Haberle puesto punto final a las sísifas correcciones escolares ha dejado a Clonista exhausto, aniquilado, vaciado, ciego. Ha paseado por el paisaje de lo real y todo se le volvía fantasmagórico, distante, ajeno, falso, disonante, ajado. El sueño arrasador y el cansancio devastador lo arrojan al pozo negro de la amnesia temporal nocturna. De allí saldrá, espera, con otros bríos.
12-6-02

     Tras una dura noche de hospital en sillón articulado, la realidad calurosa del día poco induce a rescatar las sombras de lo que ayer construyó un día repasado a conciencia, por más que poco o nada quedara en la memoria fijado. Bordoneando le ha estado, a Clonista, el recuerdo amable, eso sí, de los disparates desternillantes rescatados por Azúa de la red donde fueron pescados, aunque circulan en el mercado volúmenes encuadernados. Que Mahoma naciera en la Meca a los cinco años; que la conquista de México fuera realizado por dos extremeños, Menéndez y Pelayo; que el oído interno conste de utrículo y dráculo; que Jesucristo fuera bautizado en Río de Janeiro, o que Sancho Panza era muy aficionado al vino, a las mujeres y a las drogas constituyen, a su manera, la otra cara de una realidad que siempre le es ofrecida al votante más desfigurada que la del fantasma de la ópera (versión De Palma). Clonista sabe de lo que habla, tras haber corregido unas pruebas de conocimientos mínimos para el 2º curso de la ESO, pues han sido confeccionadas ex profeso para asegurarse unos niveles de competencia que permitan a la Consejera del ramo ufanarse, aunque ufonarse sería palabro inmigrante más adecuado, según planea por el sistema como un ave de rapiña que abduce fondos de la enseñanza pública para alimentar los nidos de la privada, sin duda porque el sillón consejeril le susurrará al oído, en las inevitables becainas de algunas sobremesas, las cristiaunionísimas palabras de alguno de sus antecesores. A pesar de la influencia determinante del fútbol en la creación de la realidad, este mundial de posguerra, sólo seguido en televisión por los pudientes, y a través de la radio por la inmensa mayoría, da la impresión de haber reducido su extensión. Hoy, es decir, anteayer, un nombre, Loya Jirga, ha encandilado a los consumidores de la realidad prensada y, por descontado, a sus creadores. La mera enunciación del nombre parece conjurar el peligro de la atomización de que es expresión esa misma asamblea. País de banderías, ahora, por presiones extranjeras, unificados bajo una sola bandera. Muchas mujeres, siempre tan precavidas y avisadas, aún no se han deshecho de la Burka, por si acaso. Las pocas de ellas que participan en la Loya Jirga, eufónica como Favorables París Poemas , ¿o quizás poema? Ni siquiera la memoria a largo plazo se salva del naufragio..., han de sufrir el abucheo hostil de algunos machototes barbados poco inclinados a reconocer igualdades que les lleven de su atavismo medieval al siglo XXI.Se defienden para no caer en la locura, posiblemente. Quizás deberían entrar en el sitio de Eco y adláteres, en Internet, y hacer algunos ejercicios provechosos. De todos modos, qué bonito cuento de hadas el de Eco hoy. Clonista ignora a qué pueda deberse tanta candidez y semejante efusión de ingenuidad, procediendo además de quien procede. El bonito cuento del multiculturalismo siempre tiene algún ogro para el que conviene tener algún recurso defensivo, ¿ponemos por caso la salvaje ablación, la aplicación de la ley islámica, la burka, el apartheid, el esclavismo? Le sorprende, a Clonista, esa suerte de beatitud y de olor de santidad que se desprende del artículo de Eco, más aún cuando se trata del agradecimiento por un doctorado honoris causa. En la esquina española de la realidad todo sigue girando en torno a la inmigración. Diríase que anda el país detenido en esa cuestión, y que ni siquiera la anunciada y batallada huelga general del 20-J le roba el protagonismo. ¡Qué triviales los asuntos prensados! Ni siquiera las noticias culturales, más allá de la escultura de un artista inglés esculpida por artesanos italianos, tal y como suena; y la presentación del teatro tradicional de máscaras del Japón, llamado noh, entretienen el escaso ocio accidentado de Clonista, tan atento a la realidad del dolor como al disparate de horarios y compromisos propio.
11-6-02

     Crisis de realidad, como crisis de identidad e incluso como crisis económica o sentimental. El goppierno rectifica, Aparicio aparece y escamotea sus intenciones, ¿a instancias de quién? ¿Encuestas habemus? De mucho tiempo a esta parte, gobernar sin el apoyo estratégico de las encuestas orientadoras, e incluso dictadoras, es una tarea imposible: no se sabe. Que la labor de gobierno se ha simplificado enormemente es un secreto a voces desde la llegada de Aznar al poder, está claro. Es más, incluso el CIS, derrotado y cautivo, ha acabado convirtiéndose en la voz imperiosa de su Azmo. Hablando de amos, Rabat se ha aprestado a desarticular  ni se sabe qué para hacer méritos delante de sí saben quién. Hoy, exclaustrado de su desaparición mediática, Rubert de Ventós, exsocialista, sale al ruedo, como salió hace ya cierto tiempo, para reivindicar su particular nacionalismo de catalán centrifugado y problematizado en España -¿y cuántos no se sentirán como él en su nación: un problema e igualmente centrifugados, aunque aquí con inmersión previa para quitar bien todas las manchas originales, incluida La Mancha y su Hidalgo, personaje non grato y extraño, culturalmente, al MH-. La ingenuidad política del filósofo roza el esperpento cuando dice que ningún partido de obediencia española ha ganado las elecciones catalanas. No parece que CiU peque de desobediente al goppierno central, ciertamente, y m(M)á(a)s por la cuenta que le trae, sin duda, que vale casi como sin Dura...n. Y el despropósito se consuma cuando desea alguna victoria de la Esquerra Republicana de Carodxenófobo.  Clonista, que asiste conmovido al conato de demencia senil, inducido por los medicamentos, de su progenitor hospitalizado, mira con cierta prevención los daños de la edad, y quizás se anime a hacer una suerte de documento notarial en el que desautorice futuras posibles reacciones ideológicas a cierta edad; que no le ocurra como al desdichado y cristiano Bergamín, vampirizado en sus postrimerías nada menos que por HB. Que la realidad tiene contrasentidos y paradojas difíciles de admitir, más que de comprender, se comprueba cuando a uno le llega la noticia de que una reclusa muere por sobredosis en una cárcel. Idéntica renuncia a la asunción de la responsabilidad es la que se da en casi todos los niveles de la sociedad. Y una perla final: el señor Villatoro, lacayo gubermasmental en TV3 y alrededores, se queja de que las antenas parabólicas impiden integrarse a los inmigrantes, al haber dos circuitos informativos. La realidad queda ahí consignada, y Clonista se abstendrá de sacar los corogoebbelslarios pertinentes. En fin...
10-6-02

     Clonista tiene la sensación de ciar sin descanso y sin objeto. Hoy como ayer acude a la cita no sin arrastrar un cansancio que va más allá del estrés propio de la vida actual en una gran ciudad y una circunstancia individual entreveradísima de accidentes que inducen al desasosiego. Se trata de un cansancio de la propia realidad, como si quisiera despegársela y poder aislarse de ella, evadirse a una dimensión ignota donde no llegue ni siquiera el eco de tanta trivialidad como se ve obligado a consignar en su clónica. Durante media hora -tierno inciso de cada día- ha seguido la indubitable realidad de Frodo y compañía en voz alta para su primogénito, y volver de la Comarca a la realidad demediada en que vive es un duro golpe. De todo lo repasado hoy se le ha quedado, sobre todo, a Clonista, la noticia del derrumbamiento político de Jospin: la retransmisión televisiva en directo de un debate a pie de obra del hecatombado con un obrero que le inquiría con realidades  tan elocuentes como los siguiente: "Danone tiene beneficios y reduce plantilla, ¿qué espera el gobierno para hacer algo? "¿Qué se puede hacer con 600 euros al mes? Le desafío a vivir con eso". Descontada la demagogia de quien use unas reacciones humanas, demasiado humanas, como esas, la contundencia de lo sencillo logró, al parecer, que se tambaleara el tambalillo hiperabstracto de la macroeconomía, en el que viven, como en una burbuja, tantísimos mandatarios que se quejan de incomprensión o de falta de cariño. El día después de cualesquiera elecciones es espacio abierto a los arúspsices o politólogos, quienes se afanarán en interpretar la traída y llevada voluntad popular expresada en las urnas. Finta retórica excelente fue la del crepuscular -y cada vez más oracular- Felipe González al ganar por los pelos sus últimas elecciones: “He entendido el mensaje”. Y no lo entendió. Y nadie supo nunca ni qué había entendido ni cuál era el mensaje, pero la frase, como todas las que son felices por definición, tuvo su impacto popular. Si la realidad a fecha de hoy es, sobre todo, dominio de la información, qué duda cabe de que Israel va perdiendo su guerra con los palestinos, pues por mucho terrorismo suicida que haya, siempre resultará más atroz el genocidio, el exterminio y el terrorismo de Estado. Vamos camino de la primera huelga general contra la derecha goppernante y se suceden las manifestaciones y las declaraciones intempestivas, como las poco apañadas del aparecido Aparicio  en el sentido de promover una Ley de Huelga, justo ahoritita... El goppierno le tiene miedo al varapalo y, después de la machada quijaznariega, tiembla ya por la triste suerte que puedan sufrir dos siesos herederos como Oreja o Rajoy. No le pasa desapercibida a Clonista la acuciante realidad de la sequía que afecta al centro y al sureste españoles. El progreso es polifacético, pero ¿qué puede contra la sequía? Teóricamente las plantas potabilizadoras deberían funcionar en este país como en ningún otro, y la investigación científica en ese campo debería ser una prioridad del estado. ¿La realidad? Un trasvase para paliar, entre otras sedes, la de los campos de golf autorizados en la costa levantina... La naturaleza siempre sabe poner a la especie humana en su lugar, de ahí la admiración casi religiosa que produce la contemplación de los elementos naturales desatados y devastadores. Y al final, la perplejidad: las ya incontables muertes de jóvenes -y algún que otro talludito- por consumo de éxtasis. Lo de las macrofiestas, macrodiscotecas y macrodiversiones cae, para Clonista, del lado de una ficción aburrida en la que, para su sorpresa, se producen esas absurdas inmolaciones a los múltiples dioses de la necedad.
9-6-02

     De nuevo a deshoras, tras una extraña mezcla de celebración y estado de alerta durante todo el día de ayer: aniversario de la hija y estancia en la unidad de reanimación del progenitor. De espaldas a la realidad prensada hasta la caída de la noche, cayó el cuerpo en el cuerpo y en el sueño reparador y ahora mismo Clonista ve el ejemplar de ayer y le sigue pareciendo nuevo, a pesar de haber descubierto en él realidades que no se han fijado en su memoria. Ese vaciado es imprescindible para poder enfrentarse a la realidad prensada del día siguiente. De otro modo no habría posibilidad de renovar el pacto con los alrededores del yo, los próximos y los lejanos. Los domingos suelen ser días de declaraciones y de bravatas, porque escribir que lo es de reflexiones podría considerarse una ironía malévola. Y los malevos al tango, siempre. En esta clónica cabe el rehacimiento, es decir, el rehacinamiento, porque más que obra de creación  lo es esta clónica de acopio. Que todo, además, se vaya sumando en su columna correspondiente no garantiza, sin embargo, un resultado final congruente. Antes bien, la heterogeneidad se infiltra con un descaro asombroso y desconcierta cualquier cuenta y cuento de esa realidad que Clonista a veces cree ver con nitidez absoluta y otras intuye desde la fantasmagorizante agnosia. El concepto suceso, toda una categoría dentro de la realidad prensada, tiende a desfigurar la contemplación de la misma, de modo que, más allá de él, no parece existir otra realidad, aun a pesar de que a muchas de esas realidades les cueste abrirse paso hasta la recreación del lector, o del Clonista. Tal sucede, por ejemplo, con los inmigrantes Kurdos arrojados al mar y que perecieron ahogados. En ningún caso se indica en el breve que el barco desde el que fueron lanzados haya sido abordado por autoridad ninguna para juzgar a su tripulación y a su propietario. Que el negocio del tráfico de esclavos haya renacido en el siglo XXI expresa bien a las claras muchos fracasos humanos. Sin duda ese juego de claroscuros, lo deleznable y lo sublime, civilización y barbarie, sea, como lo definía Gabriel Jackson, el rasgo identificador no solo del siglo XX, sino de la propia especie humana. Hoy le toca el turno de tribuna -perdón, de vitrina- a la situación de los campesinos pobres mejicanos. Bien podía tocarles a los pobres argentinos, empujados al consumo de ratas, entre otras delicias. Entre el debate del domingo sobre la dimisión del Papa y el anuncio de nuevas pastorales que sirvan de forraje a los medios que se enteran con tanta sotana parlanchina, tiene la realidad prensada un tufo a sacristía cerrada que bien pudiera ser pertinente una pasada de botafumeiro para apagar agresiones hedentes y pulsos políticos desiguales entre quienes hablan en nombre del pueblo -de una parte al menos- y quienes lo hacen en nombre de su ficción, que vale casi tanto como su facción. Mientras, Aznar se envuelve en el trapo simbólico y, hecho una Aznarustina de Toledo, llama a la resistencia contra la antiespaña que, surgida de la Revolución Francesa, amenaza su poder absoluto de mayoría absoluta, el mismo desde el que ha celebrado un baile de puesta de largo para intentar captar un microgramo de la popularidad y el respeto democrático atribuíbles a Adolfo Suárez, padre, quien, lo recuerda perfectamente el clonista, se lo ganó a pulso en la pradera solitaria de su aventura romántica a través del CDS: desde la antipatía y el rechazo visceral que suscitaba, en oposición a la buena estrella de Felipe González, quien llegó al poder como un mesías republicano, el ahora Duque, y entonces dizque, fue ganándose incluso la admiración de sus antaño enemigos denostadores. Lo último no borra, con todo, los serios tropiezos de una timorata obra de componendas, más que de gobierno, y de incompetentes profesionales, tipo Cavero, Rof, et sic de caetaris. Quizás tanta banderita tu eres gualda -y roja porque no hay más remedio, pero el cacumen absoluto de Aznar ya le anda dando vueltas a la posibilidad de cambiarlo por el azul, además de buscarle letra al himno nacional (se supone que a cargo de un poeta paniaguado a quien los derechos de autor le pongan una finquita de recreo donde seguir inspirándose, que esa es la especialidad política del Presidente del goppierno: forrar a los amigos)- le sirva al Presidente para torear, como lo han hecho ya sus subalternos, el informe de la ONU sobre los malos tratos a los niños inmigrantes en España. A juzgar por cómo los trata la Generalidad de Cataluña, es decir, sin tratarlos, no es difícil pensar que cualquier otra acción de desgobierno suponga lo que el informe de la ONU describe. En cualquier caso, cerrar los ojos a la realidad, esa suerte de tancredismo temerario, las imprecaciones a la virgen de Lurdes, y tres vallas puestas al campo, constituyen una política condenada al fracaso. Días atrás se veía el esmero con el que los israelíes levantaban un muro de cemento para aislar no recuerdo bien qué población palestina, y a los pocos días, los obreros tenían que hacer un paro para llorar por las víctimas de un nuevo atentado suicida. ¡Qué tentación la de los muros! La especie humana se ha pasado media vida construyéndolos, atacándolos, derribándolos, rehaciéndolos y vuelta a empezar. Y aún le queda la otra media. A Clonista le ha llamado la atención, por motivos particulares, el artículo de Argullol sobre la galería de retratos de Avedon (Avendon para el articulista, ¿por cruce con Avon que le ha llamado a la puerta?) y, sobre todo, la conclusión: “esculturas fantasmales, llamas petrificadas, auras robadas”. En resumen: poesía para tratar de expresar lo inefable, que la impresión producida por esos retratos no admite explicación. Argullol, como le pasó a Clonista, se ha quedado, como una torpe babosa, enganchado a la luz matizada y explosiva que sirve de pátina y, al tiempo, de contraste, porque desde ella parece emerger el retratado con una verdad que sólo consigue la ficción. Pues eso. Frente a esos retratos psicológicos -sin necesidad de tantas zarandajas como las del exhibicionista Schommer-, ¿cómo es posible descender a comentar si el tunecino Esteve dice o deja de decir?, ¿o si la autocrítica maragalliana es o no es la maragallada con que, no sin ingenio no cubano, tienden a cortarle la hierba -y si pueden los pies- los felpudos del partido goppernante? Cuesta, ciertamente.
8-6-02

     Clonista ha reparado en que la memoria lectora de la realidad prensada funciona por eliminación inmediata, fulminante, de cualquier material recién leído, lo cual explica la recurrente situación amnésica en la que se ve inmerso apenas ha acabado de repasar la realidad del día. Con las horas, los posos se van aclarando y de ellos surge un dibujo más o menos reconocible de lo que, sin duda, ha sido la realidad de ese día en cuestión. Ese mecanismo se activa cuando la inmersión en tal o cual suceso lleva aneja una carga de intensidad tal, e incluso ansiedad, que induce a Clonista a vivirlo apasionadamente, lo cual implica perder de vista cualquier otro acontecimiento que no sea aquel en el que se está viviendo, o bien cuando la trivialidad de lo representado induce a huir de tales realidades menguadas. En el primer caso sucede, además, con artículos de opinión, editoriales o reflexiones de diverso pelaje, como las coincidencias que el clonista tiene con  Savater, Verdú, Millás o Azúa, pongamos por caso. El del artículo de Savater, sin ir más lejos, acerca de la traída y llevada, como puta por rastrojo, Ley de Partidos Políticos. ¡Cómo sorprende la dificultad que tienen los buenos, sólidos y claros argumentos para abrirse camino en este esquinado país de embestidores! Cuando en el juego político entra el gansterismo y la muerte, ¿cómo es posible hacer abstracción de la persecución y el exterminio de quienes pacíficamente defienden sus ideas políticas y equipararlas todas, las de los que propugnan ese exterminio  y las de los que lo sufren? Pero no le toca a Clonista formular ese tipo de reflexiones. Lo suyo es buscar la realidad donde ésta, prensada, se destile con su mayor pureza y verosimilitud, y a fe que es difícil, a veces, encontrar ese lugar. La realidad, Clonista se repite, es un lugar vacío por el que pasan, fugitivas, sombras de sombras. Verdú ha montado en justa cólera contra el Mundial clandestino a que ha condenado Vía Digital al país. A Clonista, aun estando de acuerdo con el columnista y siendo un admirador de su hermoso ensayo sobre el fútbol, le parece una sabia medida irreflexiva para reducir la fiebre balompédica que se ha enquistado en el cuerpo social a golpe de gastos suntuarios. Pero es cierto que una “inversión” tan estupenda puede hacer que se tambalee el negocio de la “vieja” en cosa de poquitos años muy pero que muy codificados. Por otro lado, el jueguecito tonto de la política, en su versión -¡subversiva!- más banal y venada, construye una supuesta realidad trascendente a partir de un hipotético debate televisado entre el neofilocastrista Mas y quien actúa ya, que no es mala estrategia, como President in péctore, aunque ello le lleve a dejarse contagiar por el electo en curso y se vuelva de tanto en tanto ininteligible e infumable. La retórica periodística gusta mucho de la metáfora de los flecos, para el desharrapamiento frecuente de la realidad, y eso siempre se traduce en un aluvión de realidadesitas de ínfima condición, más cercanas muchas de ellas a la propaganda que propiamente a lo real de tomo y lomo. Aparte queda, con boba fotografía de Amos Oz en portada, el mínimo misterio de la sociología literaria del suplemento Babelia. Ahí se invita a otras realidades entreabriendo puertas y ventanas que con cierta frecuencia no dan a sitio alguno, pues son puro trampantojo. Algo de ello tiene esta clónica, cree su autor. ¡Nada menos que autor! Dejémoslo en escribanillo, o en Francesillo, para buenos entendedores…
7-6-02

     Dolor sobreañadido es ser sometido a una intervención para intentar un by-pass imposible mientras el cuerpo desgastado trata de reponerse del infarto y el edema pulmonar. Esa es la realidad que se le impone a Clonista, la del deterioro inevitable del cuerpo vivido. Junto a ella, tan descarnada, la monotonía de la realidad prensada vuelve una y otra vez sobre argumentos ad nauseabundos, de puro podridos por abuso inevitable. Que aún los obispos sigan ocupando el lugar central de la realidad política  confirma la imperfección radical de una democracia a la que, más que una segunda transición, lo que le hace falta es desconcordarse de una puñetera vez y que quien tenga un club -aquel ingenuamente provocativo Ostia's club de la niñez-  se financie con sus socios. Los portugueses temen la voracidad financiera española. Pues muy bien.  Ibarretxe se va de gira de apoyo a los Saharauis: minorías oprimidas ¿o aún existe lo de los no alineados? A Artur (pronúnciese nacionalmente a la americana) Mas le dan coba en Cuba, se cree el rey del mambo y reta en solfa a Maragall para debatir en el terrritorio privado de teveciutres. Penoso. Como la lucha famosa de los servicios mínimos abusivos y los piquetes informativos, escaramuza previa a la gran guerra de cifras.Y nada más. Hasta aquí llega el esfuerzo denodado de Clonista por mantener ambos ojos abiertos.
6-6-02

     Aún impresionado por la escasa distancia que hay entre la recuperación del progenitor y la posibilidad de un fracaso renal de consecuencias imprevisibles, amén de la inaplazable intervención de urgencia para tratar de restablecer el flujo sanguíneo en una extremidad inferior, acercarse al compromiso diario de levantar esta acta sin objeto de la realidad prensada le resulta a Clonista un ejercicio extremadamente gravoso. No hay como tener una delicada salud de hierro para resistirse al fracaso definitivo de la maquinaria corporal. Algo así le pasa también al cuerpo social. Hasta la fecha parecía inmune a los desarreglos, todo "le iba bien" y viento en popa que soplaba desde Europa. De un tiempo absoluto a esta parte, se ha generalizado un proceso de descomposición que puede llevar a un cambio profundo. A los nuevos retos no se les puede hacer frente únicamente con recursos policiales, pues eso son a los que ha recurrido el goppierno para iniciar su campaña contra la huelga general del 20-J; ni tampoco contra la inmigración ilegal puede lucharse desde el blindaje imposible del país o del continente. A Clonista le sorprende que una medida como el endurecimiento de las penas, hasta llegar incluso a la privación de libertad, para quienes contraten a inmigrantes ilegales, no se haya convertido en el auténtico titular del día, pues en él se refleja bien a las claras la dejación de poder del goppierno, quien ha preferido tolerar esa práctica esclavista antes que enfrentarse a su cuerpo sociológico de votantes. Tras el periodo de descanso noticiable del conflicto palestino-israelí, un nuevo atentado suicida ha renovado las fuerzas de ambos contendientes, tan desiguales. El beatífico Solana, pescador de buenas voluntades en el agitado maremoto de las tierras bíblicas, sigue predicando la necesidad de una conferencia en la que la palabra trate de imponerse a los odios viscerales, si es que hay alguno que no lo sea. ¡Qué distintos los sacerdotes españoles que trabajan en Guatemala al lado de los desheredados y humillados, de los que por estos lares especulan en paraísos fiscales y buscan el arrimo del poder para desnaturalizar el carácter laico del Estado! Siempre habrá dos iglesias, como siempre habrá utopías de izquierda y cinismos de derecha. Cada día que pasa, Aznar va perdiendo plumas de su columna y llegará un momento en que, no habiendo sido respetado nunca, pueda alcanzar el dudoso honor de ser el haznosreír menos gracioso que se haya conocido nunca en la democracia, ¡porque hacer bueno a Calvo Sotelo...!  En línea con esa seriedad vampiresca con que se enfrentan a la política cotidiana, el ministerio de Trabajo ha trabajado de lo lindo para oponerse a la sentencia que concede a una mujer la pensión de viudedad aun a pesar de haberse casado por el rito gitano. La mujer en cuestión tuvo seis hijos con su compañero. El goppierno, sin embargo, pelea como un perro rabioso por rescatar para el erario público la pensioncilla de 150.000 pts. antiguas, menos de 1000 euros. Esto sí que son realidades de tomo y lomo, casi de robo y jodo, como quien dice. Clonista ignora el valor que pudiera tener para la ciudad la creación de un Consejo Interreligioso de Barcelona, pero que el alcalde Clos haya dado carpetazo al asunto tras llamada imperiosa e imperial del arzobispo Carles pone los pecados de punta, la verdad, y confirma el meapilismo socialista que en estos temas religiosos se está convirtiendo ya en actitud monaguillesca. Peor es, sin duda, la andanada Lepenesca de Carod Rovira, quién sabe si empapado del profundo pensamiento integrista de uno de los ancianos de su tribu, el otrora poderoso Barrera, en homenaje al cual, sin duda, ha decidido que lo conveniente es no andarse con medias tintas y expulsar a quienes suspendan el examen de ciudadanía catalana. ¿Se habrán puesto de acuerdo con Unió para abrir escuelas tipo pallerols donde instruir a los bárbaros que nos llegan? El recuerdo de la música de Bernaola, que se ha librado de lidiar con tanta miseria moral como va imponiéndose sin esfuerzo al morirse en paz, pero joven, siempre es un consuelo para sofocar tantos ruidos encendidos.

5-6-02
            Avanza junio entre calores y tormentas que anticipan el inminente verano. La realidad sigue ahí, dispuesta a no dejarse atrapar, salvo demasiado parcialmente, en esta clónica perseverada. Freno y marcha atrás. La batallada Ley de Extranjería por la que el PP se opuso a todos los partidos con representación parlamentaria ha resultado un fracaso y se anuncia su cambio, a peor, es decir, a más mano dura retórica, aunque hasta la fecha no haya habido ni siquiera mano que la aplicara. Esa dejadez política que sin duda busca que el problema se pudra para sacarle a su debido tiempo cuantos réditos electorales se puedan no es muy diferente de lo que se va sabiendo sobre las investigaciones previas al famoso 11-S en que sucumbieron las famosas Torres Gemelas al ataque suicida de los religiosos y alegres pilotos de Al-Qaeda: aquello fue también, parece, la crónica de un desastre anunciado. ¿El remedio? Cortar de raíz el acceso público y político a la información sobre la escasa solvencia de la CIA y del FBI. Paralelamente, toda Europa endurece drásticamente su política antiinmigración ilegal: y en esos menesteres se alzan voces fascistas inequívocas. En la esquinita española de la realidad, aún se le da mil y una vueltas a la pastoral de los obispos. La realidad prensada ofrece muchas oportunidades a los intelectuales, y sobre todo a los periodistas de reconocido prestigio, para poner los puntos sobre las íes -y ya es curioso que íes no lo lleve, el punto...- en todo lo humano y lo divino -o lo vicariamente divino- que se les pone por delante. La separación de los mundos, el conocimiento de las fronteras entre los espacios de la realidad es condición sine qua non para poder mantener Clonista su empeño artesanal. Cuesta, con todo, mantener la imperturbabilidad crítica cuando el goppierno, habiendo “ocupado” todo tipo de órganos decisorios y de consulta, ha optado por la represión de la libertad de expresión, según se deduce de lo ocurrido en el Consejo Escolar. El hábil juego de contrapesos que permite asistir al espectáculo de la realidad sin salir traumatizado de él ofrece la noticia de la concesión de un importante premio, el Príncipe de Asturias de las Artes, a Woody Allen. Se reparten en cantidades iguales quienes no lo soportan y quienes no le regatean los elogios, a pesar de que no todas sus obras mantienen un mismo nivel de calidad excelente. Clonista está entre los segundos.
4-6-02

     Aun dada por sentada, la realidad tiende a veces a  desaparecer; se resiste a ser contemplada, o escrutada. Acusa pudor y se sumerge en una espesa sombra bajo la que se hurta a la inquisición de cualquiera, y de Clonista en particular, en su particular y desmesurada ambición. La realidad también se siente acosada, y hace bien en huir, en poner silencio y vacío por medio. O quizás todo ese hastío esté en los ojos de Clonista y su mirada se vele al recorrer un reguero de repeticiones tan previsibles como su propio hábito de forzarse a decir algo acerca de esa realidad prensada a la que se enfrenta, usualmente, a horas intempestivas, o robadas, como la de hoy, al borde del día siguiente. Que aún se le saque jugo prensado a la ubre de la madre iglesia vasca confirma la sequía de lo relevante. Lo extraño es que la agresión sufrida por una concejala, a cargo de su hijo y de otro militante de B, no haya aparecido como pie de ese enzarzamiento entre borregos y pastores. Fuera de lugar, por cierto, porque es coger vela en entierro ajeno, ha de considerarse la petición de cordura hecha por Zapatero. Debería delegar en Bono para asuntos exteriores vaticanos. Más propio es que El País sirva de portavoz a quien se le cierran cualesquiera otros medios prensados, Nevenka Fernández. Sus acusaciones convierten el acoso en un caso de El Caso y retratan al alcalde como el chulo putero del coso donde se hacen las faenas de las que luego se ufana entre quienes los jalean. Que Ana Botella, eximia antóloga de cuentos infantiles, le haya echado flores indirectas al ponferradino tras la faena -como se le echaban bragas al de Ubrique- dice bien a las claras que para ella los hombres han de ser sobre todo hombres. Y punto en boca. Eso parece querer decir Le Pen desde la fotografía a quienes lo acusan de haber torturado a militantes del FLN argelino.  Cuando Clonista repasa las parcelas de la realidad, con los ojos fatigados de quien bebe el  trago insípido de la rutina, ¿qué  ha de privilegiar? ¿El concilio de Unió y su derechización? ¿El hundimiento de un bloque de vecinos en Hospitalet? ¿La aparición de escorpiones africanos -¿también inmigrantes ilegales?- en Premià? ¿La protección arbitral a Brasil para que no se descarríe? ¿Una nueva embestida publicitaria a favor de Maragall, para contrarrestar la vida mediática del señor sobrante? Un futuro de nuevas correcciones escolares es capaz de parecer incluso atractivo, a la vista de la revista. En esos folios apilados hay al menos una buena colección de disparates que sin duda provocarán más de una sonrisa y hasta alguna sonora carcajada. Gunter Grass decía que cada vez encontraba menos motivos para reírse. La realidad prensada no los da, o lo hace con cuentagotas. Y la falta de humor es uno de los rasgos que hacen menos llevadera una clónica como la presente.
3-6-02

     La realidad siempre tiene la condición de algo pendiente, y más aún cuando se pretende clonicarla. De un día para otro la cadena de los acontecimientos quiere convencernos de que es un hilo narrativo y de que hemos de saber seguirlo, a pesar de sus complicaciones. Por más, por ejemplo, que se empeñe en convencernos de la trascendencia de un resultado nacionalfutbolístico como la victoria de España en el mundial. ¿Y quién lo vio, a hora tan intempestiva como las 13:30 h? Casi forma parte, el seguimiento radiofónico, de la planificada retrorrealidad guppernamental. ¿Cuándo volverá como cantinela de niñez aquel negrito del África tropical y el ciclista que se hace el amo de la pista? Tiempo al tiempo. En ese mediocre hilo argumental de lo esperado, casi de lo consabido, la vuelta de tuerca sobre lo que los siniestros obispos han dicho o dejado de decir resulta ya un insulto, a comienzos del siglo XXI, o mejor, hacer un tragicómico malabarismo y convertirlo en el XIX, lleno de curas trabucaires y panzones. Pobre es la realidad cuando la de la enfermedad tiene esa capacidad de obligarte a bailar a su son, te guste o no, quieras o no, aun no siendo tú el paciente. Clonista ha entrado en el ecuador de su esforzada aventura y ni siquiera ha tenido tiempo para dejar constancia de ello, ni tampoco ganas. Demasiada exigencia de una disponibilidad por fuerza limitada, excesiva. Pero la realidad también es un exceso, y más aún la prensada.
2-6-02

     Aún bajo los efectos del agotamiento por la hospitalización del progenitor de Clonista (¡Qué duro es esto!, se quejaba el maltrecho enfermo, y esto es siempre el acabar de irse de este mundo), el paseo por la avenida de la realidad dominical ha sido tan rápido como infructuoso, al efecto de, más allá de la dramática realidad individual, dejarse absorber por algún acontecimiento capaz de persuadir al lector de su relativa importancia, de la posible exigencia de generar una opinión o una actitud. Los domingos, con ese afán didáctico que impregna a la actualidad de la condición de clase de repaso, es un día informativo en el que los alumnos aplicados de la realidad prensada pueden hacer novillos con total tranquilidad. Ni siquiera Puigverd, siempre tan fino en el análisis, acierta a la hora de construir un discurso convincente sobre la realidad oleica de la inmigración. Solo una breve carta al director en la que se reclama que se expulsen de la escuela pública las clases de religión impartidas por las iglesias correspondientes ha retenido Clonista en la memoria frágil tras su paseo medio adormilado. Así mismo, el recuerdo de la mujer con varios números de documento nacional de identidad, lo cual ha provocado que la pierda, la identidad, le ha parecido a Clonista un signo paradigmático de los tiempos que se detienen, porque es difícil que corran en un país emppeñado en una lucha sin cuartel -pero con cuartelillo- contra su avance.