viernes, 15 de mayo de 2015

17-3-02

     De nuevo un domingo exhalado. El cultivo de la amistad, las correcciones, un entrenamiento corto y Clonista ni siquiera ha tenido tiempo para hacerse una composición de lugar, de ese lugar particular que es la realidad esquiva e indomable. Desde el lunes esclavizado, el día de hoy tiene una rutina tan hecha de resúmenes y explicaciones que la realidad se vuelve artículo de enciclopedia. Imposible leer el diario con el rigor que exigía Sanguinetti, y menos cuando ni tiempo hay para abrirlo, y no es exageración. La gran cumbre quedó en pequeñas palabras. Mucho ruido y pocos logros. Y ahora viene el juego de la propaganda.  Se oirá de todo, se oye ya en las declaraciones de ayer recogidas hoy –curioso puente de jornadas: el sábado la acción, el domingo la recolección y el lunes la clónica-. Éxito o fracaso. Algunos miembros de la realidad, los humanos por lo menos, somos proclives al extremismo, y cualquier realidad tendemos a verla enseguida en términos de contraste marcadísimo que luego, al contacto con otros aspectos de ella, se diluyen o atenúan. Realidades, que no realidad, sería un plural definitorio de lo que pretende esclarecer esta clónica. La venta de niñas marroquíes en matrimonios concertados por los padres es una tradición transcultural que nadie estará dispuesto a aceptar como un rasgo cultural en el que el Estado no tenga nada que decir, aunque el Clonista sabe que se equivoca. El calvario de esas inocentes no puede acabar convirtiéndose en una realidad paralela que no se roce con la que afecta al común de la sociedad. ¿Qué saldrá de ese choque?  Quien ha chocado con lo inverosímil ha sido Lluís Llach, a quien los policías le tomaron prestado su himno L’estaca para usarlo en una manifestación reivindicativa. El hombre, que aún no ha salido de su pasmo atiplado, se descuelga con una prohibición de que sea cantado por cualquier cuerpo policial. Lo de la propiedad intelectual a veces puede producir algún desvarío. Clonista supone que, tras la prohibición expresa, la única manera de llevarla a cabo será cortándoles la lengua a los cantantes policiales, ¿o hay otras? Noticias así alegran, qué duda cabe, la faz de la realidad, de por sí tan normalmente avinagrada. Y las páginas salmón de la economía Clonista las pasa al galope. Sabe que allí dentro bullen en buena medida los más serios condicionantes de lo real, pero quizás en otra ocasión se pasee por esas páginas descoloridas a la búsqueda del imposible retrato completo de lo real. Clonista, en su juventud tan aficionado a las noticias truculentas, su verdadera escuela de psicología, se estremece ahora, sin embargo, cuando lee la sentencia de 25 años de presidio al soldado profesional que arrancó con sus dedos ambos ojos a una joven que no accedió a tener relaciones sexuales con él. La música celestial de la semana laboral de cuatro días, propugnada por UGT en su último congreso, le parece a Clonista el objetivo social más importante desde la conquista de las 8 horas de trabajo. Ninguna recompensa mayor que el tiempo, ciertamente.

jueves, 14 de mayo de 2015

16-3-02

     La realidad revenida es ya, de momento, el plato insípido de cada día. Y no caben lamentos. Es así, con la fuerza arbitraria de los hechos y la mítica de los dichos. Cuando, además, un acontecimiento como la cumbre de la UE altera la vida ciudadana de tal modo que incluso un desplazamiento en coche por la ciudad se vuelve una complicación desmesurada, poco margen de realidad queda para que quepan esos otros acontecimientos que, con la cumbre bunquerizada, acaben de convencer a Clonista de que habita en un mundo de carne y hueso, no en la ficción escrita, televisada, radiada o redada, entre otras posibilidades de expansión -que no de expresión- del nada inocente invento de la realidad. Tanto Clonista como el común de los mortales necesitamos saber constantemente que somos realidad y que habitamos en ella, de ahí la fortuna de tantas obras de ficción que juegan con la labilidad de las fronteras entre lo real y lo imaginado o soñado. Por otro lado, el de los "contenidos" discutidos en el contenedor blindado donde se ha escenificado la opereta bufa de la gran política, apenas si quedan dos vagas referencias a la flexibilidad laboral -es decir, al despido libre, anhelado por la patronal- y a una liberalización eléctrica que hubo de discutirse con apagón incluido. Poca cosa, para tanto gasto; como la cocina de diseño para un albañil en jornada laboral. A Europa le pesan los años -una errata le había deparado a Clonista una rectificación que podría asumir: a Europa le penan los años...- y la solemnidad falsa. El goppierno sigue controlando la televisión pública ferrárizmente para que ni un rojo desteñido se asome a la pantalla y pueda decirles a los españolitos que aún se informan a través de ella algo que empañe el oropel de su gestión planchadora e implacable.  Pero la realidad hoy está, como tantas otras veces, en las cartas de los lectores, pues es allí donde el paso de la macroeconomía a la microeconomía, del macrodiscurso a la interjección, revela impunemente el desamparo del individuo. Ese es el caso de la maestra jubilada a quien, estando en la mutua ASISA, y habiendo padecido desde una leucemia, con operación de trasplante de médula incluida, hasta un derrame cerebral y una lesión de cadera, los dirigentes de la mutua le instan a que se cambie a la Seguridad Social porque les está costando mucho dinero. El neoliberalismo que ataca: o es negocio o cierro, ¿para qué quiere uno dar un servicio? El espacio determina en gran medida el sentido de la realidad, o lo enturbia. Junto a la amenaza de renuncia de los ediles socialistas amenazados por ETA, aparece el retrato de la Tigresa, Idoia López, condenada a 29 años de cárcel. Unir esas dos realidades en el espacio físico de la página sólo por la conexión territorial de ambas, ¿no es renunciar al afán de claridad que requieren los conflictos de las vascongadas? Totorika, candidato a la secretaría del PSE, quiere reavivar el espíritu de Ermua para acabar con el terrorismo. Inocente. Aún no ha comprendido que en esa guerra civil ninguno de los dos bandos tiene la intención de enfrentarse al otro, porque la particularidad de esa guerra es ser más familiar que civil. ¿Tribal, se atrevería a decir Clonista? Tribal. Se atreve. La conformación estadística de la realidad, porque la realidad o es estadística o no es nada, avanza sobre la firmeza, fineza y fiereza de preguntas como ésta: "¿Cree que los colegios deberían distribuir a los alumnos por clase en función de su rendimiento académico: los más brillantes a unas clases, los menos brillantes a otras clases?" Con esos mimbres se urden unos cestos en los que sólo cabe recoger los desechos que crearán quienes se aferren a realidades así moldeadas. Clonista iba a añadir "ciertamente", tras una coma preceptiva, pero se abstiene para no pecar de ingenuo, o de perverso. Otra de armas de cuatro patas: un policía dispara contra un pitbull para obligarle a soltar el brazo de la joven a la que atacaba, y que era pareja -se supone que en proceso de disolución amorosa- del dueño que azuzó, despechado, el perro contra ella. Y la autoridad sigue mirando -pero no silbando, no sea que se les eche uno encima- para otro lado. Clonista, que fue perseguido -en el transcurso de sus labores atléticas de fondista fondón– por un rottweiler, como dejó dicho, está especialmente sensibilizado al respecto. Nuestra sensibilidad, ahora sí que ciertamente, también influye de forma determinante para construirnos la realidad. Nuestros criterios de selección, cuyos fundamentos son de tan difícil esclarecimiento, nos deparan una realidad, o muchas, con un sello individual cuya coincidencia con otros seres resulta en muchas ocasiones problemática, y quizá venga de ahí esa sensación de considerarnos el centro de la realidad, y de considerar que es ella la que gira a nuestro alrededor. Por eso es tan fácil despreciar la realidad. A Álvaro Pombo, ubérrimo y atrabiliario cristiano gay, sin embargo, no le “gusta que se hable mal de la realidad”. La ve, el gran escritor, como el reino de lo posible, de lo aprovechable. Muy otra es la realidad y la construcción de ella que podrá ir haciéndose Celia Sierra, que ha aprendido a escribir a los 10 años y que ha ganado un premio de redacción. Vive en una chabola de la Españavabién de Aznar, y allí seguirá viviendo, aunque quizás sus luces y su determinación la alejen algún día de allí. Son contrastes duros, y según cómo se usen en los relatos pueden conllevar no poca demagogia, pero más allá de las palabras son realidad de falta de luz, de frío, de miseria, y de toda la desolación que las palabras son incapaces de transmitir, tan atildaditas todas ellas. A veces la realidad obliga al silencio. Sí.

miércoles, 13 de mayo de 2015

15-3-02

     ¡De nuevo casi con dos días de retraso! Se ve que la llegada del fin de semana ralentiza la percepción, serena el brío, dispersa las fuerzas y relaja el cumplimiento de la obligación. Para  Clonista es una obligación, grata e ingrata, salir en busca, cada día, de la realidad. La principal la tiene ceñidita a él como las camisetas blancas y mojadas de las chicas de calendario, y cuesta incluso darse cuenta de que tantas actividades obligatorias constituyan la esencia de la vida de Clonista a lo largo del día que, una vez pasado, se va por el sumidero hacia el más oscuro de los olvidos. Perdemos realidad cada día, eso es evidente, y Clonista sabe que no la recupera en la información prensada, por más que se esfuerce y trate de destacar o relegar estos o aquellos sucesos. ¿Tarea inútil, la suya, pues? De dudoso sentido como mínimo. Quizás tenga razón sin pretenderlo, y su esfuerzo no será baldío, pero no está seguro. Un género inédito, como el de esta clónica, que ni es Historia, ni Dietario, ni Comentario, ni Anecdotario, ni Poliantea, ni... ¡Detente, bala! Sólo falta que Clonista se fría a sí mismo en la sartén de la necedad, llena de agujeros para asar las castañas.  De hoy es posible que quede lo mismo que quedó de ayer y que quedará de mañana: la insalvable distancia que se ha creado entre los representantes del pueblo y la parte del pueblo más involucrada en la lucha para conseguir ser factor determinante en la toma de decisiones. La democracia tiene sus grietas, y la cumbre de la UE las ha hecho patentes con la ayuda de un convencido antidemócrata como Aznar, más amigo del ordeno y mando que del dialogo y decido. Le convendría leer el largo y sencillo artículo de Semprún acerca de la europeidad bien entendida. Clonista confiesa sus lagunas y reconoce que lo ignora todo acerca de Gadamer, pero se queda con la copla del resumen de su obra hecho en la necrológica y se propone leerlo a conciencia. Barcelona es hoy más noticia por la ausencia de vehículos que por la propia cumbre europea. Es inusual ver una ciudad sin el elemento agresivo que la neurotiza, y produce una relajación insólita. Tanta como la que le acomete, a estas horas de la noche,  y le envía al amparo cálido y erótico del sobre. Ahí se va.

martes, 12 de mayo de 2015

14-3-02

     Parece un sino, esto de ir detrás de la realidad con la lengua fuera y el asombro controlado. Acercándose al gran suceso anual del maratón para el que castiga el cuerpo con esmero, ciencia, paciencia y constancia, Clonista cayó ayer rendido sin poderse asomar a la ventana desde la que observa el cambiante edificio en construcción que es la realidad nuestra de cada día. Lo obvio es lo más oculto, como en el proverbio chino que dice que el lugar más oscuro es debajo de la lámpara. Que la ONU apoye la creación de un Estado palestino, con tener mérito, resulta indignante por la tardanza. Que la UE haya de reunirse resulta lamentable. Que Mugabe continúe detentando el poder es un insulto. Pero que la vida sea así, que el progreso social y moral lleve el paso tardo de los grandes saurios antediluvianos, apenas podemos considerarlo como una muestra de realismo. ¿Por qué apelamos siempre a la realidad para manifestar el conformismo ante las injusticias? Otros misterios venidos a menos son más divertidos. Como ver la faz de dibujo animado malvado del Fiscal General del Gobierno y de las multinacionales muequeando la defensa a ultranza -y a cuál si no, siendo él tan ultrareligioso, ultraconservador y ultrafelpudo- de los poderes establecidos. Una mayoría absoluta favorece el buen humor escarnecedor y ninguneador, de lo que es buen botón de muestra la actitud desconsiderada de Rajoy en el Parlamento. Los chistecillos del ministro lengua cortada ¡recuerdan tanto los silbidos de la foto psicológica donde Franco y Astray exhiben sus premonitorias muecas de dictadura absoluta! Clonista a veces se despista y pierde de vista su objetivo. Cumple, como buen oficinista, con su tarea y repasa lo repasable; pero ¿dónde se le esconde la realidad? Porque después de levantar acta de lo notable, nada de todo ello presenta rasgos ni señales de ser la realidad, verdadera, propia o vicaria. ¿Qué decir de la desinformación y de la mala fe con que se habla de la educación? La realidad es que a los niños retrasados académicamente se les segrega desde los doce años al agruparlos por nivel en un aula donde ayudarlos a superar sus dificultades de aprendizaje. ¿Tanto cuesta hablar con los datos en la mano? Lo dramático es que sólo de vez en cuando se sabe de qué se habla cuando se habla de lo que ocurre en la sociedad, quizás porque hay un desfase enorme entre lo que exige la práctica diaria y la corrección política. Ese abismo permite, por un lado, que la sociedad funcione y, por otro, que la política y la realidad se vuelvan mundos incompatibles de puro heterogéneos. Clonista camina desorientado por estas realidades diarias tan iguales a sí mismas, tan levemente cambiantes y tan irreales que a veces se sorprende en momentos de abatimiento profundo: todo se le vuelve una minucia que la letra impresa sobredimensiona. Clonista está dispuesto a discutirle al diario la idoneidad de esa realidad que se le ofrece, y que tenga la importancia con que se la presentan, sobre todo porque cuando se conoce algo del paño del que se cortan esos relieves de realidad sabe positivamente que el retal recortado es no solo uno entre otros muchos posibles, sino a veces el más insignificante. En el terreno de las artes esa sensación se agrava y se grava de  modo definitivo con el pesadísimo impuesto de la arbitrariedad, la insignificancia y la mediocridad de lo elegido. ¿Por qué el PSC ha salido en tromba contra un periodista paniaguado de MasiDuran?, pues porque sabe, por experiencia propia, qué es un pesebre. Clonista no tiende a la euforia, desde luego, pero lo real a veces sí que tiene un carácter euforizante, y sin explicación. La contemplación de un mar invernal agitado por un viento huracanado es una inyección de romanticismo, por ejemplo, tras la que nadie puede quedarse impasible, supone. De paso por una calle, un padre habla con su hija, a quien parece explicarle por qué no puede ir a recogerla: "A mí me gusta llegar al trabajo una hora antes de que llegue mi jefe y me gusta marcharme una hora después de que lo haya hecho él". Clonista sabe que ese servilismo es también la realidad (¡un pedazo enorme!) y mira con piedad a la acongojada criatura de seis añitos.

lunes, 11 de mayo de 2015

13-3-02

     Se le hace extraño a Clonista observar el espacio vacío del día anterior, como si no hubiera existido. Está en la memoria de otro ordenador, el del trabajo, donde a deshoras y con retraso ha cumplido el doblete que amenaza con convertirse en algo tan natural como es artificial y tiránico cumplir con este reto de la realidad prensada nuestra de cada día. No le extraña a Clonista que la psicología humana busque evasiones cuanto más absurdas mejor para liberarse de la presión inconmensurable de una realidad despiadada, mediocre, hechizadora, vulnerable, omnipotente, ambigua, contundente, elusiva y un rosario de calificativos a gusto del consumidor. Es hábito extendido leer el diario con la consumición del desayuno, el café o la infusión de la merienda o los postres de la comida o la cena. En rarísimas ocasiones se lee la actualidad en ayunas. Nunca, se atreve Clonista a decir. Supone que el recuerdo de Saturno devorando a sus hijos debe cruzarse en el subconsciente de la especie. Sea como sea, los pedazos de la realidad no son alimento de gusto. Basta abrir la ventana del mundo para ver ejecutado a un colaboracionista de los israelíes y el cadáver colgado cabeza abajo en una vía pública. Pero la curiosidad, la sed de información, tiene esos reveses, esas bofetadas. Otra imagen a su modo también espectacular es la fotografía actual de la niña afgana que fue portada de la revista National Geographic. Si el tiempo y la adversidad dejan huella, en esa mirada se aprecia el poder transformador de ambos. Las existencias sacrificadas no suelen ser ni noticia ni, en el mundo desarrollado, motivo de preocupación, excepto cuando quienes quedan por debajo del umbral de la pobreza se lanzan al riesgo de cobrarse en especie una deuda que vagamente tiene el mundo para con ellos. Ahí están, sin embargo, los juicios rápidos, de inmediata implantación, para reducir estadísticas políticamente desfavorables. El repaso a los movimientos anárquicos de lo real reflejado en la prensa tiene oscilaciones que llevan desde la necesidad científicamente probada del sueño para consolidar la memoria a largo plazo, hasta la invasión del mejillón cebra en el Ebro y, con los futuros trasvases, en el resto de cuencas fluviales. No seguirán informando, claro, porque lo llamativo es una de las condiciones mercadotécnicas de lo real, y lo llamativo no puede repetirse, so pena de convertirse en aburrida rutina. James Tobin, convertido a su pesar en bandera de los movimientos antiglobalización, ha muerto. Clonista debería leerle, pues dedicó su vida a estudiar cómo afectaba la economía al ciudadano de a pie, dice el necrologista, aunque ese conocimiento no necesita muchas explicaciones para quienes han de hacer malabarismos presupuestarios mes sí y al otro también. Quizás Josep Oliver le introduzca a Clonista en sus teorías. Ahora habrá de ser consecuente con la noticia sobre el sueño y lanzarse a él para que se le quede en la memoria el conocimiento sorpresa, porque el capricho de la memoria sí que es un misterio insondable, indescifrable.
12-3-02

     De nuevo perdiendo el aliento tras la realidad que, en esta ocasión, y sorprendentemente, sí que se ha revestido de la novedad, pues a lo largo del cortísimo día Clonista no tuvo ocasión de hojear diario alguno, oír radio alguna ni comentar con nadie el relleno de la actualidad. Lo habitual es que, hecho el repaso al edificio de la realidad, recorridos sus pisos jerárquicos, Clonista salga a la calle con la mente en blanco y los ojos ciegos, abstraído en lo trivial; pero ayer se quedó intacto, y hoy se mete en él con la absurda esperanza de que el pasado irreversible pudiera ser capaz de modificar el presente de un hoy que se ha levantado con la sangrienta música de los tambores de guerra que no cesan en Palestina e Israel, como tampoco cesan en Chechenia, Afganistán o en tantos otros sitios que no recoge la imprenta selecta de las empresas de comunicación. Eso sí, la foto marcial del Emperador de Occidente, un niño jugando a la guerra, es un icono que mete espanto en el cuerpo y el alma del más pintado, y ni siquiera el recuerdo de los atentados contra las Torres Gemelas reduce el desasosiego que produce la vehemencia infantil con que alguien, inspirado por Dios, se dispone a aplicar la venganza. Todo demasiado humano, que es la parte de la realidad más endeble e inverosímil, de puro cierta. Paso a paso, Sharon va convirtiendo a Israel en un régimen poco o nada distinto de aquel que acabó con millones de judíos y cuya legitimidad democrática nadie quiso poner en duda. Resulta duro aceptar que no haya surgido ya un movimiento ciudadano que se oponga al terror. En las vascongadas surgió y desapareció, tras el asesinato de Blanco, en un abrir y cerrar de ojos, sobre todo lo segundo. A su modo, la guerra entre palestinos e israelíes tiene mucho de guerra civil. Ése es el poder de la sangre: imanta y fuerza a decantarse. El sistema educativo, en el que Clonista es una pieza mal engrasada, sigue estando en el primer plano de la realidad, con ese ímpetu modelador que debería tener y no tiene. Lo que observa Clonista es la facilidad con que se puede caer en la demagogia por disputas marrulleras de quítame allá esos votos, además del supino despiste, no sé si malévola o ignaramente mantenido, con que se aventuran unos y otros en este mundo no tan difícil, en el fondo, del tradicional desasnamiento. ¡Allá todos! Entre los padres dimisionarios, los políticos incompetentes y los profesores desengañados lo milagroso es que el sistema no sólo funcione, sino que incluso haya algunos miembros de las sucesivas generaciones de estudiantes que despunten. Si se comenzara por reconocer que se aprende "a pesar de la escuela", ¿no serían todos los análisis más sencillos? La experiencia individual es irrelevante, si de proyectos colectivos hablamos, pero es evidente que las salvaciones sólo son individuales. La eurocumbre, y está bien bautizada, porque sólo hablaran del dinero y sus disfraces, se ha convertido, al menos aquí en Barcelona, en la expresión máxima de la distancia entre el pueblo y sus representantes. Aznar ha escogido el camino de la bunquerización y ha invitado a sus colegas a "concentrarse", en vez de a reunirse, tras las alambradas que les aíslan de la realidad que ellos dictan a golpe de BOE y de decreto-ley. Desde su gueto dirigente, y al margen de los CIS de turno, ¿qué visión de la realidad pueden llegar a tener quienes acaban siempre dominados por el complejo de la Moncloa, el Elíseo, Downing Street, etc? El autoritarismo galopante, con todo, no impide que la inseguridad ciudadana -un típico asunto electoral de derechas- haya crecido y amenace convertirse, tras la polémica educación -¡la otra prisión!- en una cuestión prioritaria en la próxima contienda electoral. Jospin la definió como la primera injusticia, y quizás no andaba equivocado. Y allá vamos nosotros, al rebufo de Francia, como casi siempre que se quiere ir bien, que no a más. El ir a más popular era a más control, más despotismo, más cautividad de los medios, más dominio de las empresas, más familiares colocados, más jueces asustados, más sumisión del Fiscal General del Gobierno -¡si es que cabe!-...; en fin, un bonito panorama que Leguina denuncia con brío y reflejos. Escapa a la tónica habitual de las sentencias judiciales -auténtico museo de los horrores, sobre todo cuando anda la violencia contra las mujeres de por medio- la pena de tres años de prisión sentenciada contra un conductor imprudente que, en un adelantamiento homicida, se llevó por delante la vida del conductor con quien chocó frontalmente. Igual que hay asesinos con una pistola pitbull, los hay con un volante, una palanca de cambio de marchas y un acelerador. El pitbull que mordió frenéticamente a un hombre de 82 años, a quien se le tuvieron que amputar ambos brazos, ni está censado, ni, en Asturias, donde ocurrió el suceso, hay ninguna ley sobre tenencia de perros manifiestamente peligrosos. El final de la televisiva Operación Triunfo -de la que Clonista sólo sabe lo que su fuente mediática le ha dosificado- demuestra cada vez con mayor rigor de qué manera la realidad se ha vuelto, desde hace tiempo, una realidad encajada y atontada, una realidad vicaria que viven las gentes -Clonista se excluye por la única razón de no frecuentar la programación televisiva- con un entusiasmo alienado que da gusto verlo desde las posiciones gubernamentales, de ahí que se apresuraran, en su momento, a sostener que el programa defendía los "valores" del Partido goppernante. Clonista, frecuentador de la letra impresa, bien podía haber escogido levantar esta acta coja del año 2 desde la información recibida a través de la televisión, pero el  mimo con que trata su resquebrajada salud mental se lo ha impedido. ¿Se entiende, no?

domingo, 10 de mayo de 2015


11-3-02

     No hay manera de alcanzar a la realidad. Por más que sean muchas las horas del día, cuando se es profesor siempre se quedan cortas para todas las tareas que se amontonan,especialmente al acabar el trimestre académico. Pillado por el toro temporal que embiste con una constancia desconsiderada, el paseo mediático ha dejado a Clonista demediado, incapaz de subir al modestísimo laboratorio clonicador cualquiera de las informaciones diseñadas que no revelan ni grandes ni pequeños cambios en la mediocridad del dibujo resultante: torpes líneas caóticas, reflejo de un laberinto sin centro. Supone Clonista que deben ser muy importantes todas y cada una de las noticias recogidas con el respeto reverencial a "lo real" por parte de los medios de comunicación; pero para el cansancio de un Clonista agobiado por la escasez de tiempo y la multiplicación de las obligaciones de todo tipo, familiares, laborales y artísticas, todas ellas son un aullido lejano en la noche, como esta que avanza y le consume y le devora. ¡A otro perro con el hueso del Bush defensor del orden internacional; con la estadistería estadística del petimetre de Aznar encastillado en el silencio administrativo; con el bárbaro juego de palestinos e israelíes; con la irracionalidad nuestra de cada día en las vascongadas, en las palabras y en los hechos; y con tantas cosas más por las que tan poquísima gente se interesa; a otro perro, digo, ¡sus!